
Los miradores se han convertido en unos puntos de referencia para el turismo, tanto rural y urbano. La principal características de estos espacios es la panorámica que ofrecen a los visitantes. Existen de muchos tipos, desde simples rellanos salientes en una carretera, en un espacio natural, o sobre una plaza de la ciudad, hasta torres de varios metros de altura o lugares inaccesibles. En esta ocasión, vamos a presentar un mirador en voladizo situado en México que tiene unas características muy peculiares que lo distinguen, unos contrapesos suspendidos.
Se adentra en el paisaje
El mirador está situado en los altos de un rancho de Santiago de Querétaro (México). La estructura es conocida como Espina y ofrece a los visitantes una visión panorámica de 360 grados sobre el paisaje montañoso del centro del país. Los artífices del proyecto fueron los arquitectos Emiliano Domínguez y Santiago Martínez. Su principal característica es el uso de unos pesos de gaviones suspendidos que hacen de contrapeso al voladizo de acero.

Según explican los arquitectos, “Espina surge de la sinergia de diferentes elementos que interactúan para lograr un equilibrio tanto estructural como visual”. Se trata de un pabellón sin un programa definido, la esencia del espacio es proporcionar un lugar con sombra y dirigir las miradas hacia el horizonte.
El mirador cuenta con 21 m2 y está conformado de dos muros de cimentación de hormigón paralelos y colocados in situ debido a la orografía del lugar y a su remota ubicación (sólo se puede acceder a caballo o en cuatrimoto). Estos muros se elevan sobre la vegetación existente. Entre ellos, se encuentra una plataforma abierta que se extiende desde la ladera hasta el paisaje.

Los muros laterales se elevan ligeramente, uno de ellos hace la función de respaldo para los bancos, mientras que el otro, de menor altura, encuadra y cierra el espacio sin taparlo. Como curiosidad, el mirador cuenta con una pequeña chimenea de leña que se extiende hacia abajo por un lado y que queda suspendida sobre uno de los muros laterales. Asimismo, también se dispone de unas cuantas plantas en macetas que decoran el espacio.

Su voladizo con pesos en gaviones, el elemento clave
El mirador está cubierto por un tejado a una agua muy pronunciada con una chapa ondulada. Este tejado está sujeto por un ligero armazón de acero negro que crea la forma de “4”. El armazón “cumple una doble función: por un lado, delimita la zona de la huella y, por otro, se extiende en voladizo hacia la fachada oeste”.

De este voladizo penden los tirantes horizontales, que sobresalen del propio espacio pisable, los cuales están anclados por pesos de gaviones suspendidos por cables tensores. Los gaviones están compuestos de piedra local extraída en el momento de cimentar los muros de hormigón.
En cuanto a aspectos técnicos, “la dilatación de la estructura determina la distancia de estos contrapesos en relación con un paisaje endémico que, con el tiempo, se apoderará del pabellón”. Este contraste entre los materiales empleados y la integridad estructural del diseño es la esencia misma del mirador y subraya la función específica de cada elemento.



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