En 2022, Arabia Saudí anunció uno de sus proyectos más ambiciosos hasta la fecha: levantar una gran estación de esquí en el árido desierto en pleno Oriente Medio. Bautizado como Trojena, forma parte del megaproyecto Neom, la apuesta personal del príncipe heredero Mohammed bin Salman por transformar Arabia Saudí en una potencial mundial. Trojena se encuentra en las montañas de la provincia de Tabuk, a 1.500 metros de altura y a 50 km del Golfo de Aqaba, y albergará los Juegos Asiáticos de Invierno de 2029, todo un desafió que los expertos afirman que costará 19.000 millones de dólares, 16.265 millones de euros.
El proyecto Trojena incluirá 30 kilómetros de pistas, un rascacielos de cristal del tamaño de la Torre Eiffel, varios hoteles de lujo, donde se estiman 3.600 habitaciones, más de 2.000 viviendas, un centro industrial, varios aeropuertos, y todo en torno a un lago artificial suspendido de 2,8 kilómetros, la joya del proyecto.
Sin embargo, ubicada en una región con escasas nevadas, se está convirtiendo en una de las pruebas más difíciles hasta la fecha para la capacidad del reino de hacer realidad el gran proyecto del príncipe heredero y cumplir con sus compromisos para eventos internacionales, que se culminarían con la Copa Mundial de la FIFA 2034, en la ya ha anunciado que presentará su candidatura, o la Expo Mundial de 2030.
Y es que buena parte del proyecto Trojena debe estar terminado para 2026, y cumplir con las previsiones de contar con una infraestructura suficiente antes de la celebración del evento continental. El riesgo de incumplir plazos es creciente.
Una de las mayores preocupaciones del momento es la de bombear suficiente agua a la montaña para construir un lago en Trojena, la creación de suficiente nieve artificial y las dificultades de construir a gran altitud en una zona con una topografía compleja.
“El desarrollo de Neom, incluyendo Trojena, avanza según un plan por fases que prioriza los estándares internacionales, la sostenibilidad a largo plazo y los resultados a largo plazo”, declaró Neom a Bloomberg. “Las obras en Trojena, el destino de montaña de Neom, continúan”.
La estación de esquí representa un desafío que pone de relieve el ajuste al que se enfrenta Riad con respecto a Neom, anunciado en 2017 como uno de los proyectos de construcción más grandes del mundo y cuyo costo se estima en 1,5 billones de dólares, el triple de su presupuesto inicial.
Desde entonces, la situación económica ha cambiado de forma importante, y el fondo de riqueza del país ha recortado drásticamente el valor de sus llamados "gigaproyectos", que incluyen Neom y otros proyectos turísticos en 8.000 millones de dólares, 6.848 millones de euros. Los saudíes se enfrentan ahora a una difícil decisión: o seguir adelante incluso cuando la caída de los precios del petróleo agrava el déficit presupuestario, o reducir, como ya han empezado a hacer, algunos proyectos. Hay mucho en juego tanto a nivel nacional como internacional.
Estos esfuerzos son una parte vital del plan de transformación económica ‘Visión 2030’ del príncipe heredero para reducir la dependencia de los ingresos petroleros, y ya se han invertido decenas de miles de millones de dólares en ellos.
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