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Mientras josé blanco, ministro de fomento, ultima los preparativos del road show que le llevará por seis países europeos para garantizar seguridad jurídica a los posibles inversores extranjeros en vivienda, el tribunal supremo ha declarado ilegales 168 pisos costeros en fisterra (a coruña). La xunta decidirá si ejecuta la sentencia que obliga a demolerlos

De 2004 a 2007 la construcción en fisterra aumentó un 444% y el propio alcalde admitía entonces que las normas del municipio “no estaban preparadas para un crecimiento tan espectacular”. Poco importó, porque el ayuntamiento siguió concedió licencias para construir pese a que los inspectores de la xunta ordenaron revisar de oficio algunos de los permisos concedidos

Ahora, el tribunal superior de justicia de Galicia ha anulado las primeras licencias que permitieron construir seis edificios y 168 pisos en suelos no consolidados que carecían de servicios básicos. Los edificios son ilegales pero ya han sido vendidos. Será la xunta la que tendrá que pedir la ejecución de la sentencia y el derribo de las viviendas, aunque en un caso similar ya ocurrido en el municipio de barreiros terminó firmando un convenio con el municipio y las promotoras que derivó en la legalización de las casas y su salvación

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26 Abril 2011, 11:23

Como siempre la justicia llega tarde, cuando los contructores ya han vendido las casas, se han forrado y deben estar fuera del país. Ahora si son derrivados solo afectará a los pobres desgraciados que compraron las casas.

J.
26 Abril 2011, 12:32

Una pregunta interesante sería saber si ha declarado ilegal el piso que justamente jose blanco se compro en Galicia, en primera linea de mar, y que en su momento no cumplia el bloque con la ley de costas.... si lo quieren ver, que aquí hay un artículo de villa psoe donde muchos dirigentes tienen sus casas a tan sólo20m del mar http://www.libertaddigital.com/sociedad/denuncian-un-atico-de-jose-blan…

26 Abril 2011, 13:49

Para no perjudicar a los compradores que son inocentes, un juez debiera determinar si ha habido mala fe (porque a veces un ilegalidad se produce por errores no intencionados en la interpretación de una normativa urbanística), si no ha habido mala fe es cuestión de letra pequeña malinterpretada y debiera imponerse una multa a la promotora según se considere la gravedad del error. Si se considera que el caso es claro, y por tanto, ha habido mala fe, lo suyo es que se derribaran, los permutaran por otros legales en stock y de similares características. Pero todo lo que sea ilegal y a sabiendas debiera ser derribado para no crear precedentes. Los costes de las nuevas viviendas debieran ser cubiertos entre la promotora y los responsables del ayuntamiento (no el ayntamiento en sí para que lo paguen todos los vecinos que es lo que ocurre siempre). Un juez debe determinar quien o quienes son los responsables, y en que porcentaje. La responsabilidad que tenga la promotora si está quebrada o ha desaparecido pasaría a los administradores y accionistas que tuvieran, y si es el ayuntamiento, pues contra el/los responsable/s, sea el concejal de urbanismo, el alcalde, el secretario municipal o los técnicos que hayan aprobado la concesión de licencia. En cualquier caso exigirles la responsabilidad civil mediante la reparación económica y la responsabilidad penal.
Estos casos hacen mucho daño al sector porque se habla más de las casas ilegales aunque sean minoría que de las legales, perjudicando las ventas de todos. Y además nos hace competir en desventaja a los que sólo compramos el suelo ya Urbano y con toda la documentación clara, que lo pagamos más caro que ellos y encima pueden vender más barato. Lo más dañino para un sector son los piratas que están dentro.

Enrique
26 Abril 2011, 18:26

Vamos no me jodas, se vendieron porque todos los compradores querían pegar el pelotazo del 'yo más cerca que nadie'. La ley de costas es clara, solo tienes que ver cuantos mts hay de tu casa a la orilla del mar, el resto son ganas de escurrir el bulto. Quien compró esas viviendas sabía de sobra que se estaba pasando de listo.
Ahora ajo y agua, a llorar a la calle (o a la playa, que les pilla cerca)

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