Muchos hogares españoles siguen teniendo y pagando una potencia de energía eléctrica contratada superior a la que realmente usan. Esto supone un aumento de la facturación entre un 8% y un 11% más a favor de las eléctricas. Un análisis de las necesidades reales del hogar podría ahorrar en uno de los gastos comunes que más duelen al bolsillo del consumidor.
En los informes sobre indicadores eléctricos que publica la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) se desprende que los consumidores utilizan entre un 89% y un 92% de la potencia contratada en sus hogares. El resto, entre el 11% y el 8%, aunque no lo consuman, tienen que pagarlo en la factura.
La potencia contratada en el hogar se encuentra entre la parte fija del recibo de la luz. Esta parte de la factura es la que más se ha incrementado en los últimos años con las medidas dispuestas por el Gobierno, en la que van incluidas los peajes e impuestos del sector eléctrico.
Según la potencia contratada (parte fija), el kilovatio tiene un coste diferente. Mientras que por el consumo de kilovatios consumidos se paga la parte variable de la factura.
Para conseguir el mayor ahorro posible, los consumidores tiene que medir cuál el análisis real de su consumo. Con uno racional de los electrodomésticos podrían reducir la potencia contratada en el hogar y ahorrar una parte considerable de la factura.
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