
Los propietarios de viviendas en Francia se deberán enfrentar a las nuevas restricciones e imposiciones para alquilar inmuebles mal aislados. La normativa, que entró en vigor en 2023, se introducirá de forma gradual, con la intención de que los propietarios reformen dos tercios de un total de 37 millones de viviendas hasta 2050.
Las renovaciones son necesarias para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, ya que una tercera parte de las emisiones de carbono proceden de los edificios, que también suponen casi la mitad del consumo energético de Francia. Por su parte, los hogares representan los dos tercios restantes de las emisiones de carbono.
Una normativa única en Europa
Las nuevas normas, únicas en Europa, suponen un problema para las viviendas históricas, que son mayoría en lugares como París, Alsacia o Provenza. Con el problema de stock de inmuebles afectando al mercado inmobiliario, los más críticos consideran que estas medidas podrían empeorar la situación, lo que incrementaría el malestar social en un momento donde la alta inflación afecta especialmente a los hogares.
Para incentivar que se produzcan las renovaciones, las viviendas son clasificadas de la A a la G, según su eficiencia energética, antes de ser vendidas o alquiladas. Aquellas que cuenten con las peores calificaciones irán saliendo del mercado del alquiler de manera gradual a lo largo de la próxima década. Para realizar las reformas necesarias, el gobierno facilitará dinero público a los propietarios.
Se prevé que para 2028 cerca de 5,2 millones de inmuebles clasificados como F o como G, las peores calificaciones, dejarán de ser opciones para alquilar, lo que supone un 17% del total de inmuebles en stock. En 2034 ocurrirá lo mismo con aquellas que dispongan de una nota E en la clasificación, lo que ampliaría la horquilla hasta el 40% de las viviendas en el mercado.
Hasta el momento, ningún país europeo ha aplicado este tipo de medidas. Alemania ha prohibido las calderas de gas y ha aprobado un impuesto sobre el dióxido de carbono emitido por las calefacciones, mientras que Bélgica y Austria han modificado las normativas para facilitar las renovaciones en las viviendas con varios propietarios.
Marsella, Burdeos o Lyon serán especialmente vulnerables
Francia ha prometido incrementar las ayudas para renovar los hogares hasta los 5.000 millones de euros, frente a los 3.400 millones de hace un año. Sin embargo, el partido verde ha considerado insuficiente esta cifra, que creen que debería alcanzar los 25.000 millones de euros.
Ciudades como Marsella, Burdeos o Lyon se muestran especialmente vulnerables a esta normativa, ya que cuentan con más problemas de stock que otras zonas del país, como señalan los agentes inmobiliarios. Asimismo, preocupa que las renovaciones no proporcionen la suficiente rentabilidad para los propietarios en ciudades con normativas regulatorias del alquiler muy estrictas.
Esto ha llevado a que muchos propietarios de inmuebles calificados como F o G hayan decidido intentar vender sus viviendas. No en vano, alrededor de un 20% del total de casas en venta en la primera mitad de 2023 se encontraban en esta lista, datos que doblan lo registrado en 2021.
El hecho de que aquellos que adquieran dichas viviendas no tengan por qué realizar las reformas para mejorarlas si no las alquilan hace que muchos expertos tengan dudas sobre la capacidad de la medida. En cambio, algunos consideran que tan solo será perjudicial al retirar viviendas de un mercado del alquiler que sufre por la falta de stock.
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