Comentarios: 0
El enemigo equivocado, o por qué las protestas por los alquileres pueden empeorar aún más la situación
Getty images

**Artículo escrito por Edu Forte, CEO y cofundador de Common Sense, para idealista/news**

Diré algo que no es políticamente correcto: os estáis equivocando de enemigo. El sábado 23 de noviembre, en Barcelona, miles de personas salieron a la calle exigiendo alquileres más bajos. Vi vuestras pancartas: "la vivienda es un derecho, no un negocio". 

Me hierve la sangre al ver cómo nuestra generación no puede ni soñar con lo que nuestros padres daban por sentado: un hogar propio antes de los 30, sin hipotecarse de por vida o un alquiler que signifique dejar el 60% de tu salario e imposibilite tu capacidad de ahorro.

Entiendo y comparto vuestra frustración. Pero tengo que decirlo: os estáis equivocando. Os equivocáis tanto que vuestras propias demandas están empeorando el mismo problema que pretendéis resolver.

La triple mentira que os habéis creído

1."El alquiler es un derecho, no un negocio"

Esta falsa dicotomía es el primer error fundamental. Vamos a ser claros: ¿El supermercado no es un negocio? Y comes gracias a él. ¿La farmacia no es un negocio? Y te cura gracias a él. ¿La constructora no es un negocio? Y vives gracias a ella. 

Lo fascinante es que hemos construido una moralidad selectiva donde:

-Tener un piso en alquiler te hace un "inversor responsable"

-Tener tres te convierte en "empresario inmobiliario".

-Tener diez te transforma mágicamente en "especulador".

-Y si tienes 50 eres el "depredador inmobiliario".

Algunos dirán que la línea entre "inversión legítima" y "especulación" está clara: en el momento en que no compras para usar, sino para hacer negocio. ¿En serio? Pensémoslo bien:

-¿Es "especulación" cuando un panadero hornea más pan del que su familia puede comer?

-¿Es "especulación" cuando un agricultor cultiva más alimentos de los que necesita para subsistir?

Por supuesto que no. Son negocios respondiendo a necesidades reales del mercado.

¿En qué momento exacto una inversión pasa de ser "legítima" a ser "especulativa"? ¿En el quinto piso? ¿En el décimo? Esta arbitrariedad moral es peligrosa porque ignora cómo funciona realmente el mercado:

-Los precios altos son una señal: "aquí hace falta más vivienda".

-Los beneficios atraen inversores que crean esa oferta necesaria.

-Más oferta = a precios más competitivos.

Si el alquiler no es rentable:

1.Nadie invertirá en viviendas.

2.Nadie construirá nuevos edificios.

3.Nadie mantendrá los existentes.

4.Resultado: Menos viviendas, peor calidad, precios más altos.

2. El Control de precios funciona

Esta es la mentira más peligrosa, porque ignora la realidad económica básica. Veo vuestras pancartas pidiendo "¡Bajar los alquileres por ley!" y "¡Control de precios ya!". Suena bien, ¿verdad? Es una propuesta que vende muy bien en las manifestaciones. El problema es que es pura demagogia que acabaría perjudicando a los mismos inquilinos que pretende ayudar.

¿Queréis ver cómo fracasa seguro? Mirad los datos:

-Berlín 2020: 57% menos de viviendas en un solo año.

-Barcelona: Propietarios huyendo del mercado en masa.

Resultado: Menos pisos, precios más altos, mercado paralelo.

¿Por qué? Porque forzar una bajada de precios desata una reacción en cadena:

A. Los propietarios huyen:

-Dejan de invertir en mantenimiento ¿Para qué reformar si no pueden recuperar la inversión?

-Sacan sus pisos del mercado y prefieren vender o dejarlos vacíos.

-Los que siguen exigen garantías imposibles y solo aceptan inquilinos "premium".

B. La oferta se hunde:

-Los inversores abandonan el mercado y nadie invierte donde no hay rentabilidad.

-Se paraliza la construcción y las promotoras buscan otros mercados.

-Surge un mercado paralelo y con precios aún más altos y sin garantías.

Y al final, ¿quién sufre más? Los mismos inquilinos vulnerables que pretendían proteger. Porque cuando hay menos pisos y en peor estado, los precios suben aún más en el mercado paralelo.

Es la paradoja de vuestras pancartas: pidiendo "alquileres más bajos" conseguís exactamente lo contrario. No es que los propietarios sean santos - son inversores buscando rentabilidad, como cualquiera de nosotros haría en su posición. La diferencia es que sus inversiones crean la oferta de vivienda que tanto necesitamos.

3. El Propietario es el enemigo

Con un salario de 2.500 euros:

-El Estado te roba 750 euros en cotizaciones.

-Te quita otros 500 euros en IRPF.

-Te deja 1.250 euros para un alquiler de 900 euros.

Pero te intenta convence de que el culpable es el propietario.

De cada 1000 euros de alquiler que pagas:

-Hasta 300 euros van directamente a impuestos (IBI, IRPF, tasas municipales).

-El propietario debe subir el precio para compensar esta carga.

-Los políticos prometen regular precios pero no hablan de bajar impuestos.

La verdadera solución

La moralidad de una inversión debería medirse por sus prácticas, no por su tamaño. El alquiler debe ser rentable:

-Solo lo rentable atrae inversión.

-Solo la inversión crea más oferta.

-Solo más oferta baja los precios realmente.

El problema fundamental que enfrentamos es un problema de oferta. Las ciudades crecen, la población aumenta, pero el parque de viviendas no se expande al mismo ritmo. Es simple matemática: cuando hay más demanda que oferta, los precios suben. Y ninguna ley, por bien intencionada que sea, puede cambiar esta realidad básica.

La solución pasa por:

-Menos impuestos resultaría en más salario disponible

-Menos regulaciones en más construcción

-Más libertad en precios competitivos

-Y más oferta en precios más bajos

El mensaje que no queréis oír

Cuando decís "la vivienda es un derecho, no un negocio", estáis cayendo en la trampa de una falsa dicotomía. Es como esos sindicalistas que critican la "especulación" hasta que tienen la oportunidad de invertir ellos mismos. La hipocresía de convertir la vulnerabilidad ajena en discurso moral mientras se ignora que el derecho a la propiedad también está en la Constitución.

Me duele que tengamos que compartir piso a los 35 mientras nuestros padres ya tenían casa propia. Pero las soluciones que pedís son como intentar apagar un incendio con gasolina.

No se trata de estar en contra de los impuestos (son necesarios para mantener servicios públicos esenciales). Tampoco se trata de eliminar toda regulación, ya que necesitamos normas que garanticen una convivencia ordenada entre residentes y turistas, y que aseguren estándares mínimos de calidad y seguridad en las viviendas. 

El verdadero problema es que tenemos una crisis de oferta que estamos intentando resolver con medidas que desalientan la creación de más viviendas. Es como intentar resolver una hambruna prohibiendo a los agricultores cultivar.

Si queréis vivienda asequible, dejad de atacar a quienes la proporcionan. Empezad a luchar contra quien realmente os impide acceder a ella: un Estado que os empobrece con impuestos desproporcionados y regulaciones mal diseñadas, y luego culpa al mercado, mientras os mantiene distraídos con una aritmética moral donde el mal se mide en metros cuadrados.

La solución está en el equilibrio: impuestos razonables que permitan financiar servicios públicos sin asfixiar el mercado, regulaciones inteligentes que protejan sin entorpecer, y un mercado lo suficientemente libre para responder a la demanda real de vivienda. 

Pero sobre todo, la solución está en entender que solo aumentando la oferta conseguiremos precios más asequibles. Todo lo demás son parches que no atacan el problema de raíz.

 

Ver comentarios (0) / Comentar

Para poder comentar debes Acceder con tu cuenta