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Temperaturas Extremas Arquitectos ha diseñado una torre de agua única en el distrito de Kirchberg, Luxemburgo.
Torre de agua Miguel Fernández-Galiano

Las torres de agua son uno de los elementos verticales más singulares de nuestro tiempo. Aunque el almacenamiento del agua se conoce desde la antigüedad, ubicarla en depósitos en altura fue una práctica que empezó a expandirse a finales del siglo XIX, convirtiéndose en unos elementos comunes en los paisajes urbanos y rurales hasta nuestros días.

Debido a su relativa pérdida de funcionalidad, cada vez es menos común encontrar torres de agua de nueva planta por lo que su hecho es motivo de artículo. En esta ocasión mostramos una torre de agua situada en Luxemburgo que se caracteriza por su enfoque ecológico y el fomento de la coexistencia entre la propia infraestructura y la biodiversidad que la rodea.

Se han incorporado pasarelas para el mantenimiento y la vigilancia de las zonas de nidificación.
Pasarelas Miguel Fernández-Galiano

Una torre de agua camuflada

El estudio de arquitectura Temperaturas Extremas Arquitectos ha diseñado una torre de agua única en el distrito de Kirchberg, Luxemburgo, que destaca por su capacidad de integrarse en el entorno natural del bosque. Así, la estructura no solo sirve como depósito de agua para la compañía municipal de aguas, sino que también ofrece un refugio a las aves y murciélagos que habitan en el área.

Los listones de madera favorecen la aparición de vegetación, convirtiendo la torre en una especie de "árbol más del lugar".
Un árbol más Miguel Fernández-Galiano

El diseño de esta torre, de 50 metros de altura, busca reducir su impacto visual y ecológico en una zona que forma parte de la Red Natura 2000, una red ecológica europea destinada a la conservación de la biodiversidad. Por ello, el principal desafío del proyecto fue "integrar esta infraestructura hidráulica en un entorno natural, como un bosque", según explican en el estudio.

A nivel del suelo, la planta baja incluye una fachada metálica que ayuda a disuadir a los intrusos.
Fachada metálica Miguel Fernández-Galiano

Para abordar este reto, la torre se divide en dos volúmenes, cada uno de los cuales tiene un tanque de agua elevado del suelo a distintas alturas, uno con capacidad de 600 metros cúbicos y otro de 400 metros cúbicos. Esta disposición que fragmenta la torre, reduce su masa visual y ayuda a mezclarse con los árboles. De hecho, su diseño busca una cierta mimetización con el paisaje, en lugar de concebirse como una construcción industrial intrusiva.

Una de las características más destacadas de la torre es su diseño inspirado en la forma de un ascensor exterior, con elementos cilíndricos que recuerdan a los de un proyecto anterior del estudio en Cartagena. También influyeron en su diseño las torres de las iglesias de Rávena y los edificios del arquitecto Mario Ridolfi, lo que dio como resultado una estructura moderna que respeta y se integra en su entorno histórico y natural.

La infraestructura cuenta con dos volúmenes que fragmentan la torre y reducen su masa visual.
Dos volúmenes Miguel Fernández-Galiano

Un refugio para la fauna

La torre de agua también cumple con una función ecológica al ser un refugio para diversas especies, incluidos murciélagos y golondrinas. Uno de los volúmenes está revestido de hormigón rugoso y, en él, se encuentran los nidos artificiales de golondrinas situados a distintas alturas.

La fachada cuenta con listones de madera de alerce sin tratar, lo que crea una superficie permeable.
Listones de madera Miguel Fernández-Galiano

El otro volumen está revestido con corcho sin tratar, que actúa como aislamiento térmico, protegiendo el agua de las variaciones de temperatura extremas y ayudando a mantener un ambiente adecuado para la fauna. Además, la fachada de este volumen está construida con listones de madera de alerce sin tratar, lo que crea una superficie permeable que favorece la aparición de vegetación con el tiempo, convirtiendo la torre en una especie de "árbol más del lugar", como explica el estudio.

A nivel del suelo, la planta baja de la torre incluye una fachada metálica que ayuda a disuadir a los intrusos, asegurando la seguridad de las especies que anidan en la estructura. El pavimento alrededor de la torre está hecho de tierra apisonada, un material natural que también permite que la fauna del lugar se mueva sin obstáculos.

Su diseño está inspirado en la forma de un ascensor exterior con elementos cilíndricos
Forma de ascensor exterior Miguel Fernández-Galiano

Además, la torre cuenta con sistemas de recogida de aguas pluviales, lo que refuerza su sostenibilidad, y una plataforma de observación en su cima, que permite disfrutar de vistas panorámicas del bosque y del área circundante. También se han incorporado pasarelas para el mantenimiento y la vigilancia de las zonas de nidificación, garantizando que tanto la infraestructura como la fauna reciban el cuidado necesario.

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