
Se calienta el clima político en Italia ante la cercanía del referéndum. Será este domingo 4 de diciembre cuando la reforma de la Carta Constitucional impulsada por el Gobierno de Matteo Renzi pasará, o no, la prueba del voto popular. Un voto que ha traspasado las fronteras de la simple consulta sobre una reforma (que a pesar de ser importante, pocos se esperaban tuviera tal alcance) para convertirse en una prueba de fuego para la estabilidad del Ejecutivo y del sistema politico-económico de Italia en el marco europeo.
Analistas, organismos internacionales y hasta diarios como el Financial Times han lanzado voces de alarma –más o menos fundamentadas– sobre las posibles consecuencias para el país en el caso de que ganase el ‘No’.
La reforma quiere cambiar más de 40 artículos de la Constitución italiana, nacida en 1948, en un país que buscaba su identidad después de la triste experiencia fascista y de los estragos de la Segunda Guerra Mundial. Si en la votación ganara el ‘Sí’, en Italia dejaría de existir el denominado ‘bicameralismo paritario’, por el cual Cámara (nuestro Congreso) y Senado tienen el mismo rol e idénticas competencias.
En el Senado se reduciría el número de los miembros que pasarían desde los 315 actuales a 100. Además vería restringido su poder de legislación solo a normas que tengan que ver con la Constitución, referéndums populares, sistemas electorales de entes locales y ratificación de tratados internacionales. Todo ello con el fin de facilitar la aprobación de leyes, puesto que actualmente se necesita la aprobación de ambas cámaras para dar luz verde a cualquier texto legislativo.
Ya aprobada en el Parlamento por la mayoría política y parte de la misma oposición que hoy la crítica, la reforma ha sido objeto de una ingente campaña electoral por parte del primer ministro, que llegó a anunciar que se retiraría de la vida política si venciera el ‘No’. Poco después dio marcha atrás y ahora deja la puerta abierta a un gobierno tecnócrata o a nuevas elecciones.
¿Habrá ‘Italexit’?
La campaña ha logrado el objetivo de reunir bajo la bandera del ‘No’ a toda la variada oposición Italiana, que comprende tanto al progresista ‘Movimento 5 Estrellas’ como a la derecha más extremista y xenófoba de la ‘Liga Norte’. Una oposición que se ha convertido en un movimiento de rechazo contra Renzi y su gobierno “no elegido” (no lideraba el partido demócrata cuando ganó las últimas elecciones), hasta salpicar la política de Europa.
Y es justo el “populismo” de esta corriente lo que más preocupa a Europa, ya amenazada por el Brexit y la reciente victoria de Donald Trump en Estados Unidos, que teme una crisis de gobierno que desemboque en la dimisión de Renzi, el ascenso de los movimientos anti europeístas y una nueva oleada de inestabilidad en los mercados financieros.
Hasta el ministro de economía alemán Schaeuble –que ha protagonizado en pasado duros enfrentamientos con el primer ministro italiano– ha apoyado abiertamente el frente del ‘Sí’ de Renzi. “Si yo pudiera votar votaría por él. Le deseo que tenga éxito”, ha llegado a asegurar.
Un problema para la economía
La inestabilidad política que podría abrirse tras una victoria del ‘No’ y su correspondiente contagio al sistema financiero de la región es el principal foco de atención. El Financial Times ha ido un paso más allá y habla de un riesgo de quiebra para ocho entidades bancarias italianas, principalmente el Monte dei Paschi di Siena hoy a la espera de una recapitalización.
Según Pietro Cafaro, profesor de Historia económica en la Universidad Católica de Milán, entrevistado por idealista news, “todo el sistema bancario italiano se encuentra en una delicada fase de reestructuración, donde la estabilidad es crucial para atraer inversores. Sin olvidar que ahora Italia se encuentra en una etapa de crecimiento débil”.
A pesar de ello, insiste Cafaro, “parece que existe la voluntad por parte de la prensa internacional de echar leña al fuego, alimentando la sensación de inestabilidad”. No es una casualidad que en las últimas semanas se haya producido un crecimiento del diferencial entre el bono italiano a 10 años (Btp) y su homólogo alemán (Bund, el referente de solvencia en Europa) que ha llegado a 190 puntos.
“Si gana el ‘No’, el 5 de diciembre espero subidas en el diferencial pero, en cualquier caso, no debería superar el umbral de 220-230 puntos”, asegura Gianluca Beccaria, analista de Directa Sim, quien añade que “de cara al futuro todo dependerá de cómo se comporte el Banco Central Europeo en la esperada reunión que tendrá lugar tres días después (8 de diciembre)”.
Según las últimos rumores, Draghi está listo para desplegar su arsenal intensificando la compra de bonos transalpinos si el resultado del referéndum termina incrementando el coste de la deuda de Italia. Las encuestas más recientes apuntan a una ventaja del ‘No’ de entre tres y seis puntos, pero la clave del resultado estará en lo que decida el 20% de votantes que todavía no tienen claro que papeleta elegirá.

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