Asturias, tierra de paisajes verdes y tradiciones centenarias, es también cuna de una cultura vinícola singular que ha sabido conservar variedades autóctonas y métodos ancestrales. Los vinos típicos de Asturias, aunque menos conocidos que en otras regiones, destacan por su carácter único, reflejo del clima atlántico y la riqueza de sus suelos. Descubre cuáles debes probar.
Origen e historia del vino en Asturias
El cultivo de la vid en Asturias tiene raíces que se remontan a la época romana, cuando los primeros viñedos fueron introducidos en la región aprovechando las laderas soleadas y los suelos fértiles. Durante la Edad Media, los monasterios jugaron un papel fundamental en la expansión y el cuidado de las viñas, asegurando vino tanto para el consumo religioso como para la vida cotidiana.
Con el paso de los siglos, la viticultura asturiana sufrió altibajos debido a plagas como la filoxera en el siglo XIX, que casi arrasó con los viñedos tradicionales. Sin embargo, a finales del siglo XX y principios del XXI, se produjo un renacer de la producción vinícola, impulsado por iniciativas locales y el reconocimiento en 2009 de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Vino de Cangas.
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DOP Vino de Cangas
El Vino de Cangas es el único vino asturiano con Denominación de Origen Protegida (DOP) en Asturias, un reconocimiento que garantiza su calidad y vinculación al territorio. Sus viñedos se concentran en el suroccidente asturiano, principalmente en los concejos de Cangas del Narcea, Ibias, Allande, Degaña, Grandas de Salime, Illano, Pesoz y Tineo.
Este vino de Asturias se cultiva en un paisaje de montaña, con fuertes pendientes y suelos de pizarra, lo que obliga a una viticultura considerada 'heroica'. Este entorno, unido a la influencia atlántica, otorga a los vinos de Cangas un carácter singular: frescura, mineralidad y un perfil aromático muy particular.
Tras un periodo de decadencia, la viticultura local ha resurgido con fuerza en las últimas décadas, gracias al esfuerzo de viticultores y bodegas que han apostado por la calidad y la identidad del territorio. Hoy, los vinos de Cangas son un símbolo de la recuperación patrimonial y de la riqueza cultural asturiana.
Vino tinto de Cangas
El vino tinto de Cangas se caracteriza por su marcada personalidad, fruto de un viñedo de montaña con clima atlántico y suelos de pizarra. Elaborado principalmente con variedades autóctonas como Carrasquín, Verdejo Negro y Albarín Tinto, ofrece vinos de color intenso, con aromas a frutas rojas y negras, notas minerales y un fondo especiado.
Su frescura y acidez equilibrada los hacen vinos muy gastronómicos, ideales para acompañar carnes de caza, embutidos artesanales y quesos asturianos. La producción del tinto de Cangas responde a una viticultura heroica, en laderas escarpadas donde la vendimia se realiza de forma manual y con gran esfuerzo.
Vino blanco de Cangas
El vino blanco de Cangas destaca por su frescura, mineralidad y aromas florales y frutales, reflejo del clima atlántico y los suelos de pizarra de los viñedos de montaña donde se cultiva. La variedad predominante es el Albarín Blanco, autóctona de la zona, complementada en menor medida por otras variedades autorizadas como Verdejo.
Estos vinos se caracterizan por un color amarillo pálido con reflejos verdosos, buena acidez y un perfil aromático elegante, lo que los hace especialmente versátiles para maridar con pescados, mariscos, quesos y platos de la gastronomía asturiana.
Variedades autóctonas de vino asturiano
Uno de los mayores tesoros de los vinos de Asturias reside en sus variedades, muchas de ellas exclusivas de la región y cultivadas desde hace siglos en pequeñas parcelas familiares. A continuación, te presentamos las principales variedades autóctonas:
- Carrasquín: considerada la uva emblemática de Cangas del Narcea, se caracteriza por su resistencia al clima húmedo y su capacidad para producir vinos frescos, con buena acidez y notas frutales.
- Verdejo Negro: exclusiva de Asturias, es una uva tinta poco común que aporta color intenso y complejidad aromática a los vinos. Destaca por sus notas minerales y su perfil fresco.
- Mencía: aunque también se cultiva en otras regiones del noroeste peninsular, la Mencía asturiana posee un carácter propio debido a las condiciones locales.
- Albarín Blanco: esta variedad blanca autóctona es una de las joyas ocultas de Asturias. Produce vinos frescos, aromáticos y con gran expresión floral y frutal.
- Albarín Tinto: menos conocida que su versión blanca, el Albarín Tinto es una variedad rara que ofrece vinos ligeros, con notas a frutas rojas y un perfil muy fresco.
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