
El 2 de diciembre de 1993 murió Pablo Escobar acribillado a tiros sobre un tejado de su adorada Medellín. El mayor capo de la droga del siglo XX, al que se responsabiliza de la muerte de cerca de 10.000 personas, amasó una fortuna estimada en 25.000 millones de dólares con el tráfico de cocaína y llegó a poseer decenas de lujosas propiedades por todo el mundo, entre ellas una mansión secreta situada en una isla privada del archipiélago de Islas del Rosario.
La residencia de ‘Don Pablo’, como era conocido entre sus seguidores y simpatizantes, en La Isla Grande tenía de todo: una lujosa mansión, 300 habitaciones para invitados con vistas al mar, sanitarios bañados en oro, helipuerto y una enorme piscina, entre otras cosas.
Esta propiedad, como tantas otras de Escobar en Colombia, pasó a manos del Gobierno tras la muerte del capo y se encuentra abandonada desde entonces, mostrando un aspecto decadente que atrae a decenas de curiosos al año que buscan colarse en el que fuera refugio secreto del hombre que llegó a mover el 80% de la cocaína que se consumía en el planeta en los años 80.








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