
Artículo escrito por Sandra Barañano, directora técnica de Cuida Tu Casa
Aunque parezca difícil imaginar, ya ha pasado un mes desde que dejamos atrás el verano. Estamos en otoño y las temperaturas han comenzado a bajar. Un desplome de los termómetros que en no pocas ocasiones vendrá acompañado de lluvias y chubascos que, por desgracia, impedirán a algunos afortunados seguir disfrutando de sus terrazas.
No obstante, esto no significa que tengamos que dejarlas olvidadas. Así, si detectáramos cualquier problema en el exterior, por mínimo que fuera, deberíamos arreglarlo cuanto antes. Si no, el problema irá empeorando y causará daños más difíciles de solucionar.
La baldosa cerámica para exterior
El suelo de las terrazas, al estar en el exterior, sufre a lo largo del año una gran cantidad de cambios de temperatura, lo que se convierte en un factor fundamental a la hora de seleccionar y poner un tipo u otro.
En este sentido, las baldosas de cerámica son las idóneas para el exterior, ya que reúnen una serie de características imprescindibles que harán el suelo muy perdurable en el tiempo, por no hablar de la amplia variedad de diseños que ofrecen.
Ventajas de las baldosas cerámicas
Algunas de las ventajas que presentan las baldosas cerámicas frente a otras es que aportan una gran resistencia a la humedad y que son fáciles de mantener y limpiar, ya que no requieren de ningún cuidado especial.
Por otra parte, cuentan con un factor fundamental al ofrecer mucha seguridad a la hora de caminar, ya que es un suelo antideslizante. Se trata de una característica que en muchas ocasiones pasa desapercibida pero es muy importante, puesto que no todos los suelos tienen esta ventaja.
Las baldosas de cerámica disponen de una porosidad mínima, por lo que los cambios de tiempo resultan indiferentes, dado que el suelo va a permanecer intacto, sin llegar a deteriorarse.
Asimismo, existe una amplia gama de estilos para todos los gustos y tamaños de terrazas.
Tipos de baldosas cerámicas
Las baldosas cerámicas se clasifican según su acabado -esmaltadas o no esmaltadas-, su ubicación -exterior o interior, pavimento o revestimiento-, el proceso de fabricación -prensado o extrusión-, o la capacidad de absorción de agua -alta, media o baja-.
Algunos tipos de los más comunes son:
- Baldosas de gres: se utilizan en la mayoría de casos para el recubrimiento de pavimentos. Podemos encontrarlos de color blanco o rojo y aunque es menos común, también existen con textura de rugosidad. Dentro de este tipo podemos encontrar:
- Gres esmaltado: Tienen una gran resistencia a heladas y abrasiones causadas por el sol. Puede ser brillante o mate, monocolor o combinado.
- Gres rústico: Un tipo de baldosas que se moldean por extrusión y generalmente presentan tonos ocres.
- Gres porcelánico: Es una cerámica de pasta compacta y dura y coloreada.
- Barro cocido: tienen una textura irregular y son piezas de aspecto rústico. Es apto tanto para interiores como exteriores.
Baldosa cerámica para un suelo radiante
Cuando hablamos de terrazas no nos referimos únicamente a las que son de gran tamaño, sino que también sirve para las más pequeñas. En este caso, aconsejamos utilizar el mismo diseño para interior y exterior de la vivienda, para aportar continuidad simulando una terraza infinita. De igual modo, sugerimos escoger pavimentos de tonos claros para potenciar la luminosidad.
Pero no te olvides de elegir el modelo para exterior, aunque a la vista no se note la diferencia el resultado no tiene nada que ver y hará que puedas sacar el mayor provecho de tu terraza sin preocupaciones futuras.
Las terrazas conforman la zona de la casa donde uno se va a relajar y a disfrutar del buen tiempo, pero cuando éste empeora -viendo lo visto- tampoco las debemos olvidar.
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