Baño y cocina se llevan la palma: te decimos cómo limpiar cada cosa para que tu casa esté impoluta, reluciente y libre de bichitos varios.
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Hay lugares de la casa más sucios que otros, donde se acumulan más gérmenes y otros elementos no invitados a nuestra casa pero que ahí están. El baño y la cocina son dos de los puntos negros de la vivienda pero hoy te vamos a dar toda la información para que mantengas a virus y bacterias a raya.

Empecemos por la cocina, ¿qué es lo que tienes que mirar con lupa? Aparte de las bayetas que todos sabemos que son un nido de bichitos, debes como primer consejo, tener una higiene escrupulosa a la hora de manipular los alimentos: lavado de manos y sobre todo, limpieza de superficies. No nos vale que en la misma tabla de cortar la carne y con el mismo cuchillo trocees después, y sin haber pasado por el grifo, el pescado. Es mejor que utilices tablas de cortar diferentes: una para la fruta, otra para la carne… De esta forma evitas el riesgo de contaminación cruzada. Una vez que los utilices, lava y seca bien los cuchillos y las tablas de madera que hayas utilizado.

Ojo: el fregadero es el punto negro de la cocina, ocupa la primera posición del ránking de la suciedad. Te aconsejamos que, diariamente, lo friegues con vinagre o bicarbonato. Ídem para los estropajos y los trapos, hay que limpiarlos de forma asidua.

¿Qué pasa con la encimera? Es mejor que no utilices sobre ella ni productos agresivos ni lejía, porque podrías cargártela: lo mejor es un limpiador con pH neutro, por ejemplo.

Tampoco pierdas de vista el frigorífico: por lo menos, una vez cada 15 días, haz una limpieza exprés de cajones, bandejas, estantes, puertas… con agua caliente y jabón o con agua y vinagre. Seca muy bien después, eso sí. Respeta la cadena de frío y evitarás problemas y por cierto, los alimentos no se descongelan a temperatura ambiente sino dentro de la nevera.

Un apunte final: la salmonela se esconde en las sobras de comida, así que minimiza riesgos guardándolas en el frigorífico (a temperatura ambiente se duplican las probabilidades de contagio).

El baño

El inodoro es el primer foco de suciedad: conviene limpiarlo con una desinfección diaria con un producto específico, hay mil en el mercado, escoge el que más te guste. Limpia paredes interiores y el fondo y deja que actúe unos cinco minutos. Después, frota con la escobilla (que dejarás también sumergida en agua con detergente posteriormente).

La taza del wáter, mejor bajada (y damos fe que esto no es una lucha contra el género masculino): la E.Coli, de la que habrás oído hablar, puede desarrollarse dentro y alrededor del wc. Si lo cierras, impedirás que se esparza al tirar de la cadena.

Ducha y mampara: no necesitan de tanto cuidado como el inodoro pero también requieren atención, al menos, semanalmente, para eliminar restos de jabón, células de la piel… Para los grifos va muy bien el vinagre en agua caliente: limpieza y desinfección todo en uno. Y no te olvides de interruptores y pomos. Otro que tampoco conviene olvidar y que parece estar en el limbo: el vaso de los cepillos de dientes. Échale un ojo porque suele acumular restos de agua y de pasta.

Por último, otros puntos negros de la casa a los que debes prestar atención. En general, todos los interruptores (ni te imaginas lo que se puede acumular ahí). También, el sofá y sus fundas y tapicerías. Ojo al mando a distancia: para limpiarlo, nada mejor que un bastoncillo de algodón mojado en agua jabonosa. Después, sécalo con mucho mimo c

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