¿Quién no tiene en su casa algún producto de la marca Duralex? Sea un vaso, un plato o la vajilla completa, la firma francesa de vidrio ha llegado a nuestros días casi sin arañazos.
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Mira en el armario de la cocina de casa de tus padres. O el de tus abuelos. O el de la casa del pueblo, echa un ojo a la vajilla, ¿es una transparente o de color marrón? Ahora pídete un cortado en el bar de la esquina: ¿te lo han puesto en un vaso redondo pequeño? Bingo: estamos hablando de Duralex, esa vajilla que se extendió por los hogares españoles como la pólvora entre los años 70 y 80 y que no solo ha llegado a nuestros días sino que, como otros objetos vintage como el sillón de escay, disfruta de un revival.

Y el nombre no es un mero marchamo publicitario (viene de la expresión latina Dura lex sed lex, que significa “dura ley, pero ley”). Si esa vajilla de la abuela que tanto trote ha tenido (a diario y varias veces) sigue en el armario, con algún que otro arañazo pero intacta (nos atrevemos a decir que la marrón se mantiene mejor que la transparente, cuyos bordes desgastados pueden acusar algo más el paso del tiempo) es porque el material es de calidad y duro, como la ley. Los productos de la marca pueden soportar temperaturas que van desde los -20 grados hasta los 300, ahí es nada y lo que los hace tan resistentes es el proceso de templado que consiste en un enfriamiento brusco con aire frío con un producto que viene de estar a 650 grados. Esto hace que estos vasos y platos de cristal sean al menos 2,5 veces más resistentes que aquellos de vidrio no templado.La firma que la creó, Saint-Gobain, empezó a investigar las nuevas técnicas de producción en 1934, consiguiendo la fórmula mágica en 1939 que, como curiosidad, se pensó para fabricar parabrisas y ventanillas de coches. En 1964 la empresa estimó que había comercializado 133 millones de vasos, platos y bandejas en 179 países. Alguno de sus productos, como el vaso Picardie o la copa Gigone, forman parte del diseño francés (Gigone, por ejemplo, forma parte de la colección permanente del Museo de Artes Decorativas de París).

También se han expuesto  en el MoMa de Nueva York e incluso James Bond se ha tomado un whisky en uno de sus vasos, concretamente, en la película Skyfall.

En nuestro país, las vajillas empezaron entrando de estraperlo y años después, Galerías Preciados empezaría a venderlas.

El año pasado la empresa matriz entró en quiebra y los vasos irrompibles estaban a punto de ser enviados definitivamente al trastero. En los últimos meses de 2020, la compañía  había perdido hasta un 60% de la facturación. Finalmente, Cookware International, propietario de la famosa marca Pyrex, se quedaba con la empresa de vajillas por poco más de 3,5 millones de euros.

Así, seguirán produciéndose los modelos icónicos, que pueden encontrarse en los lineales de las grandes superficies o en el gigante Amazon (el modelo Lys, de 44 piezas, se vende por 63 euros), aunque también están produciendo vajillas más modernas para intentar entrar en las alacenas del público más joven.

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