
En una búsqueda rápida en "San Google" sobre motivos para ser excomulgado aparecen el secuestro, el asesinato, el incesto, el robo, el adulterio (ojo a los usuarios de Tinder que nos estén leyendo..), el suicidio, la violación… Todos estos pecados merecen el castigo eterno del infierno y pueden provocar que la Iglesia te excomulgue.
En España tenemos un pueblo excomulgado y maldito por la Iglesia y sin haber cometido ninguno de los anteriores. ¿Cómo es esto posible? En todo caso ellos, fuera de la Iglesia Católica desde hace años (desde 1255, ya ha llovido), han hecho de la necesidad virtud y cada año celebran por todo lo alto diferentes eventos relacionados con la brujería y la magia… Por aquello de que si no quieres caldo, toma tres tazas. Pero vayamos a los orígenes de la historia que llevaron a Trasmoz, en la provincia de Zaragoza, a ser el único pueblo excomulgado de España.
Entre los siglos XII y XIII, el dominio de Trasmoz fue cambiando de manos entre los reinos de Navarra y el de Aragón hasta que Jaime I lo recuperó para éste último en 1232. De su castillo se tienen noticias en 1185 y su dueño, el señor de Trasmoz, ya tenía cierta independencia y no rendía tributos al cercano Monasterio de Veruela. Algo que lógicamente no hacía ninguna gracia a los monjes porque la pela es la pela… En esa época fue cuando se originó la excomunión: el origen se desdibuja y no se sabe muy bien por qué. Unos dicen que todo vino de un conflicto con los monjes por los derechos de leña del monte de la Mata, en el Moncayo. Otros cuentan que los vecinos del pueblo aprovecharon las minas de metal de los alrededores para acuñar una moneda propia en el castillo y para evitar que nadie se inmiscuyera en estos asuntos, los oriundos contaban que había brujos y hechiceros que se reunían para lanzar maldiciones. Las inquinas eran numerosas y el ambiente se iba caldeando cada vez más.
Excomulgado y maldito
El abad de Veruela que no estaba contento con tener un pueblo cerca que no se sometiera a sus órdenes y que tampoco le aportara recursos, convenció al obispo de Tarazona para que promoviera la excomunión. Y lo consiguió.
Además, el abad lanzó una maldición contra el pueblo tras un nuevo conflicto por las aguas: de madrugada, cubrió el crucifijo del monasterio con un velo negro y junto a los monjes recitó el salmo 108 de la Biblia. Acompañó cada verso con un toque de campana. O sea, el pueblo está excomulgado y maldito. Aparte de asustar a los vecinos esa noche con los toques a horas intempestivas lo cierto es que la excomunión no supuso mucho más para la vida cotidiana de los habitantes de la localidad. Que siguieron sin rendir cuentas al monasterio…
Poco después el castillo ardió y quedó abandonado durante mucho tiempo. Las leyendas sobre brujerías siguieron planeando en el ambiente. De hecho, Gustavo Adolfo Bécquer, que se alojó durante un tiempo en el Monasterio de Veruela por problemas de salud, creó algunas leyendas sobre la villa y el castillo, como la de la bruja conocida como “la tía Casca”, que fue asesinada por sus propios vecinos acusada de brujería. También habló de la bruja Dorotea…
En todo caso, Trasmoz ha abrazado con gusto esa excomunión y las maldiciones posteriores porque es uno de los pueblos de brujas más famosos de España: el castillo alberga en su interior el museo de la Brujería y son numerosos los negocios locales con nombres relacionados con la magia. Es más, en julio el pueblo celebra su Feria de Magia, Brujería y Plantas medicinales del Moncayo en la que hay exhibiciones de magia y mercado esotérico. Cada año atrae a más visitantes. Por tener, tienen incluso bruja honorífica (este título recayó un año en la deportista paralímpica aragonesa Teresa Perales). Si el abad de Veruela levantase la cabeza... a buen seguro volvía a tocar las campanas de madrugada.
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