Era el antiséptico más común en los botiquines de las casas españolas de los ochenta.
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Botiquín
Botiquín Pixabay

Si de niño jugaste en las calles y hoy peinas canas, sabrás de sobra qué es la mercromina: ese líquido rojo sangre que tu madre te ponía en las heridas cuando venías con las rodillas despellejadas. Durante los ochenta, tu botiquín no estaba completo si no había un bote de mercromina. Este antiséptico no solo se utilizaba en heridas, también en rozaduras y quemaduras, vamos, valía para casi todo.

Pero, ¿qué fue de él? Porque ahora seguimos teniendo agua oxigenada, alcohol y cristalmina, que han venido a reemplazar el anterior.

La mercromina, tal y como cuenta América Valenzuela en su libro La vida secreta de tu alcachofa de ducha, fue descubierta en USA en 1918 por el médico Hugh Hampton Young. Trabajó junto a dos compañeros buscando un antiséptico inyectable para enfermedades venéreas, infección de vejiga… Aún no había antibióticos y estas enfermedades causaban estragos después de la II Guerra Mundial. Los científicos acabaron hallando la molécula de mercurio, que se denomina mercurocromo o merbromina.

Este producto fue evolucionando y al final se utilizó como antiséptico dermatológico. El producto llegaría unos años más tarde, en la década de los 30, a nuestro país, de la mano de la firma Lainco, que fue quien le puso el nombre de mercromina. El fundador de la empresa, el químico José Antonio Serrallach, lo trajo tras conocer sus virtudes durante una estancia al otro lado del Atlántico.

El producto vivió su boom entre 1950 y 1980: los niños lucían con orgullo sus heridas de guerra en rodillas y codos teñidas de rojo (la mercromina, que se dispensaba sin receta y se aplicaba con gotas sobre la herida, manchaba bastante de tal forma que cubría la herida, sin duda, y también, todo lo que había a su alrededor).

¿Por qué acabó desapareciendo la mercromina de nuestros botiquines? Pues básicamente porque surgieron otros productos más eficaces como la povidona yodada o la clorhexidina. Además, la mercromina tenía mercurio en su formulación, el cual, debido a su toxicidad, ha ido retirándose de la vida doméstica como pasó también con los termómetros de mercurio, esos de la misma época que si se rompían, la captura de las bolitas de mercurio pasaba a ser una gesta. Precisamente esas bolitas, muy contaminantes, hicieron que Europa prohibiera su utilización en 2007 pero hasta unos años después no entraría en vigor la prohibición de vender termómetros de este tipo.

Pero, volviendo a la mercromina, fue tan famosa y marcó a varias generaciones, tanto que incluso hubo un grupo musical en 1995 que llevaba el mismo nombre. Y no fueron flor de un día no, porque lanzaron siete discos.

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