Los bancos siguen reduciendo su estructura física para adaptarse al mercado y a las nuevas necesidades de sus clientes. Durante 2017, y según los cálculos del Banco de España, el sector financiero ha bajado la persiana a más de un millar de sucursales.
Desde 2008, el tijeretazo ronda ya las 14.500 oficinas, lo que significa que en esta última década ha desaparecido un 40% de la red. Actualmente hay en España unas 27.700 oficinas bancarias, frente a las 42.200 que existían antes que estallara la crisis. Es decir, actualmente quedan seis de cada 10 oficinas.
Hay varios motivos que están llevando a las entidades a adelgazar su estructura. Por un lado, está el proceso de concentración en el que llevan inmersas desde hace años, que en muchas ocasiones ha generado un peso demasiado elevado en algunas zonas del país llegando prácticamente a duplicar su presencia.
A ello se suman los obstáculos que se están encontrando los bancos para mejorar su margen de negocio en un momento del mercado extraordinario y dominado por unos tipos de interés en mínimos históricos que ha cercenado la capacidad del sector de generar ingresos. Y sin olvidar que muchos consumidores no acuden a las sucursales, ya que los avances tecnológicos les permiten realizar operaciones a través de internet.
En este escenario, el mercado da por hecho que veremos más recortes próximamente. Si no hay cambios de última hora, Santander y Bankia son los que protagonizarán los mayores recortes de sucursales a lo largo de este ejercicio.
A pesar del gran esfuerzo que está realizando el sector para adaptarse a los nuevos tiempos, los resultados no están siendo los esperados. Actualmente la eficiencia operativa del sector ronda el 57% (esto significa que un banco debe gastar 57 euros para captar 100), mientras que en 2012-2013, en los peores momentos de la crisis de deuda, esta ratio se situaba en el 47%. Para los reguladores, la cifra debe situarse por debajo del 50%.
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