Cuando el coste de llenar el depósito se dispara, los agentes inmobiliarios están dispuestos a reducir más agresivamente el precio de las casas que gestionan –aun con el riesgo de reducir su comisión por venta– simplemente por recortar el número de visitas necesarias para encontrar comprador y ahorrar así en gasolina. Esa es la conclusión la que ha llegado un estudio elaborado por las universidades de Lonwood y Florida Atlantic de Estados Unidos.
Según ha podido comprobar los autores del informe, por cada dólar (0,90 céntimos de euro) de incremento en el precio por galón (3,78 litros) del combustible los profesionales de la venta de casas están rebajan el precio de las propiedades en su cartera una media de 4.600 dólares (unos 4.110 euros). Cantidad que los agentes menos experimentados, los que llevan menos de seis años en el sector, aumentan hasta 6.000 dólares (5.365 euros).
“Los agentes más veteranos son capaces de repartir mejor el incremento de los costes fijos de su actividad, como el de la gasolina, entre los múltiples inmuebles que comercializan”, asegura Bennie Waller, autor del estudio y profesor de finanzas del mercado inmobiliario en la Universidad de Longwood, quien apunta que “los profesionales más jóvenes no pueden hacer lo mismo porque cierran menos transacciones, lo que les obliga a ser más agresivos con los precios”.
Para llegar a esta conclusión, Walker estudió los precios de los carburantes y más de 17.000 transacciones cerradas en el estado de Virginia entre 1999 y 2009.
Cómo afecta la subida de la gasolina en un mercado inmobiliario como el de EEUU, en el que aproximadamente el 90% está intermediado por profesionales, puede ser una variable interesante, sobre todo porque la inmensa mayoría de los agentes son profesionales independientes que se mueven en coche y llenan el depósito de su bolsillo.
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