Gracias a la intolerancia de los españoles durante los más de 400 años que duró la colonización de Filipinas podemos hoy disfrutar de uno de los lugares más cautivadoramente extraños del planeta: el cementerio chino de Manila. Este camposanto inaugurado en 1850 fue designado como lugar de descanso para los ciudadanos chinos que se les negó el entierro en cementerios católicos durante el período colonial español.
El lugar destaca por su arquitectura colorida y llena de aleros, típica de la provincia china de Fujian, de donde provenía la mayor parte de los inmigrantes que llegaba a Filipinas. De hecho, se calcula que el 52% de la población de la capital del país es de etnia china.
A simple vista, cementerio chino de Manila parece una urbanización de chalets, pero en realidad es el ‘otro barrio’ más exclusivo del planeta: los panteones son edificios de hasta tres plantas en los que hay todo tipo de comodidades: cocina, televisión, mesas, sofás y hasta aire acondicionado. Algunos ya lo han bautizado como el ‘el Beverly Hills de los muertos’.
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