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La década de los 70 ya no gusta y símbolos arquitectónicos de esos años están desapareciendo, especialmente en las ciudades con las mayores burbujas inmobiliarias. Este fin de semana cerró en Vancouver (Canadá) el hotel Empire Landmark, alojado en un edificio de casi medio siglo de edad que es un referente del llamado “brutalismo”, un estilo arquitectónico perseguido, amado y odiado.

La torre del Empire Landmark, que será derribada para construir edificios de lujo, ha sido la última víctima “brutalista” de una larga lista de edificios que han perdido el atractivo, han envejecido rápido y han sucumbido en ciudades con mercados inmobiliarios pujantes. Con la caída de esta torre desaparece la última muestra "brutalista" en el "skyline" de Vancouver.

Vacouver, uno de las ciudades de más rápido crecimiento inmobiliario del mundo, se ha olvidado de los referentes de toda una década arquitectónica, urgida por un desarrollo imparable, con edificios eficientes, certificados LEED, nuevos materiales y siluetas arquitectónicas más modernas.

La desaparición de los referentes “brutalistas” se da pese a que la ciudad canadiense tiene una de las regulaciones más celosas para preservar edificios clave en el paisaje urbano, independientemente de los años de antigüedad. Esta legislación se introdujo en 1989 tras la demolición del Georgia Medical-Dental Building, el primer rascacielos art deco de la ciudad.

Cómo la piqueta del nuevo boom inmobiliario está acabando con los edificios brutalistas
Borrándole el "brutalismo" al edificio Manhattan West Manhattan West

Pero para el "brutalismo" estos son años negros, de pérdida de presitigio, de escuchar "¡qué feo!", cuando antes te admiraban. El estilo, inaugurado por gigantes como Le Corbusier o la escuela Bauhaus está en retirada en ciudades como Nueva York, Londres, París, Tel Aviv o Washington. Con la caducidad de referentes como el Manhattan West, en Nueva York; el Robin Hood Garden, en Londres; o la sede del FBI, en Washington.

El Robin Hood Garden, un complejo de vivienda social en el este de Londres, está siendo demolido pese a los intentos de preservarlo debido a la importancia que tuvo en la definición de un estilo arquitectónico funcional y efectivo que sirvió tanto para construir edificios monumentales, de oficinas o vivienda social sin privarlos de carácter.

Cómo la piqueta del nuevo boom inmobiliario está acabando con los edificios brutalistas
Robin Hood Gardens en Londres wikimedia_commons

En el centro de Washington el edificio J. Edgar Hoover, que alberga la sede del FBI, tiene sus días contados, despreciado por los viandantes, los vecinos y los propios inquilinos, que se han acabado cansando de un mole de hormigón cada vez más vetusta y desactualizada. El Gobierno federal está buscando modos de financiar una nueva sede del Buró Federal de Investigación más eficiente, moderno y preparado para el mundo digital en las afueras, vendiendo el solar que deje esta mole "brutalista".

Cómo la piqueta del nuevo boom inmobiliario está acabando con los edificios brutalistas
Edificio Edgar Hoover en Washington wikimedia_commons

El "brutalismo" despierta tanto desdén como admiración por artistas, arquitectos o amantes de un paisaje urbano gris pero monumental, que eleva el hormigón a lo que antes era dominio del mármol o la piedra y democratizaba por primera vez la arquitectura.

 

 
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