El distrito de Queens es el más grande y más poblado de los que componen la ciudad de Nueva York. A partir de los años 20 del siglo pasado, experimentó un enorme salto demográfico, pues fue una de las zonas industriales de la ciudad. Con la reconversión industrial, muchas de esas fábricas han sido rehabilitadas, ofreciendo nuevos equipamientos para sus habitantes.
Uno de estos ejemplos de rehabilitación ha sido llevada a cabo por el estudio de arquitectura Davies Toews Architecture, el cual ha reformado una antigua fábrica de tejidos en Ridgewood, Queens, para transformarlo en un nuevo espacio comercial y artístico para la ciudad.
CodyWyckoff, un nuevo espacio para el comercio y las artes en Queens
El nuevo espacio se ha denominado CodyWyckoff, debido a que se sitúa en la intersección de las avenidas Cody y Wyckoff. Para su rehabilitación, el estudio ha aprovechado ese legado industrial, canalizando “la funcionalidad sin fisuras de la propiedad en un diseño humanista y ligero”.
La planta del edificio original tiene una forma en U, con un patio exterior entre los dos módulos que se abre a la avenida Wyckoff. Cada una de las alas comprenden unos 465 metros cuadrados de superficie. Fueron construidos con bloques de mampostería, pero para la rehabilitación se han encalado.
Las dos alas se conectan a través de un atrio central, al cual se accede desde el patio. Sus paramentos cuentan con una rejillas metálicas rojas, diseñadas por el estudio Davies Toews Architecture, cuya finalidad es cerrarse cuando el edificio esté vacío. Sin embargo, su diseño está concebido para pivotar y que conecten el patio con la calle.
Materiales y elementos industriales en su interior
El acceso al interior se realiza a través de dos puertas de acero hechas a medida, que alcanzan toda la altura de la fachada. Una vez dentro, un muro de bloques de vidrio de altura completa recibe a los visitantes. El muro se sitúa en la parte posterior del patio, con lo que fue concebido para crear una separación entre el patio y el vestíbulo, así como proporcionar más luz a este espacio interior central.
La luz se hace más evidente gracias a la instalación de un lucernario circular de tres metros de diámetro. Su luz natural penetra por entre las vigas, que quedan voladas sobre el techo, creando una gran luminosidad en el atrio de entrada.
La misma sensación de luz lo dan el resto de espacios, cuyos tragaluces, que se habían cubierto en anteriores reformas, se volvieron a abrir. Las paredes fueron pintadas de blanco, reforzando la claridad e integrad de los interiores, y muchos espacios se dejaron intencionadamente abiertos para facilitar la variedad de usos de su interior.
En el espacio central también se acondicionaron unos baños, cuyo diseño se inspira en la estética industrial del conjunto, mostrando la honestidad de los conductos y las tuberías. Del conjunto sanitario, se debe destacar el lavabo de 7 metros de largo, realizado con mampostería, que recorre todo el espacio.
El respeto por el espacio industrial primigenio se refleja en las siguientes palabras del estudio: “las viguetas expuestas y los suelos de hormigón continúan por el espacio creando un lenguaje espacial uniforme en todo el edificio, con una geometría limpia que complementa la materialidad heredada del lugar”.
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