Los abogados señalan que de media se tarda en desahuciar al inquilino moroso un año. Sin embargo, para el propietario Ramón el proceso se le alargó más de la cuenta: seis años en los que la inquilina no le pagó el alquiler de la casa y tampoco la luz y el agua, unos gastos que tuvo que afrontar el propio casero. Y ¿por qué? Por dilación de los diferentes jueces. Hasta tal punto que ha tenido que intervenir el Consejo del Poder Judicial.
La historia se remonta a 2008, cuando Ramón recibió en donación el chalet de su hermano, situado en Navas del Marqués, Madrid. Su intención era venderla pero por el camino se topó con Josefa, una mujer que le dijo que se la compraba aunque antes tenía que deshacerse de un local comercial para tener liquidez. La perdición del dueño de la casa fue dejar pasar antes de lo previsto a Josefa en la casa y con sus hijos para, presuntamente ir pintando el inmueble.
Una vez ya dentro la inquilina morosa le ofreció un alquiler con opción a compra mientras supuestamente vendía el local, a lo que accedió Ramón. Sin embargo, los meses pasaban y Ramón no veía ni un euro de la renta. Por eso decidió denunciarla, pero la demanda se traspapeló. Meses después el juzgado dio la razón al propietario, pero la inquilina recurrió a la Audiencia Provincial para dilatar su marcha del chalé.
Posteriormente la Audiencia resolvió la demanda como un incumplimiento del contrato de compraventa y no como un delito de usurpación de la vivienda. En su sentencia señalaba que lo firmado entre Ramón y Josefa era un contrato sometido a la Ley de Arrendamientos Urbanos. Sin embargo, lo firmado fue un contrato de alquiler con opción a compra. Y mientras tanto los meses y los años pasaban.
Finalmente Ramón planteó otro delito, el de usurpación de la vivienda. Cuando por fin, seis años después, la justicia desahució a la inquilina, Ramón se encontró el interior destrozado y desvalijado. Por eso, señala para el diario El País que “es muy injusto todo lo que ha pasado; la sociedad tiene que ser consciente de que también sufre el dueño de la vivienda, y no solo fijarse en quien dice ser la víctima alegando que no tiene para pagar. Viendo cómo se han movido y todo lo que ha sucedido, pienso que esta gente se conocía muy bien la ley y que montaron toda esa estrategia para no pagar".
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