Son Banya es un poblado de chabolas, a las afueras de Palma, y un territorio donde ha campado a sus anchas el narcotráfico pero también donde conviven más de 100 familias. Esta semana han entrado las excavadoras para tirar abajo el barrio y derribar 46 viviendas. Desde agosto, el Ayuntamiento de Palma trabaja en el desalojo de 16 familias, donde bancos, el Patronat de l’Habitatge y el Ibavi cederán viviendas.
El poblado acumula gran cantidad de basura y coches que entran y salen sin parar. Vehículos abandonados y chatarra completan el escenario de un barrio creado en los 70 para acoger a la población chabolista y ahora parece haber llegado a su fin.
El desalojo y derribo de la barriada estaba previsto para principios de abril, entre los días 10 y 15, pero deben esperar a que el contrato de demolición esté adjudicado a una empresa especializada. Así lo informó Mercè Borràs, la regidora de Bienestar del Ayuntamiento de Palma. Las 85 casas que queden de pie serán por un tiempo ilimitado, pues todas las construcciones están destinadas a desaparecer antes del 31 de diciembre de 2020.
El Ayuntamiento, por eso, está preparando la documentación para solicitar más órdenes judiciales de desalojos. Según los datos oficiales, el barrio consta de 130 estructuras, entre viviendas, tiendas y espacios de culto, y donde viven 117 familias, lo que se calcula que haya entre 450 y 600 personas. El número de órdenes judiciales, según ha explicado Borràs, dependerá de cuántas familias se irán de forma voluntaria y si consiguen una casa.
En esta primera fase del desalojo, 17 familias cumplen con los requisitos de la Administración para acceder al subsidio de 1.000 euros que servirá para pagar el alquiler o la hipoteca. El presupuesto, de 495.000 euros, está pensado para ayudar a 20 familias del poblado y se irá ampliando la partida para los próximos ejercicios. En 2019, hay presupuestados otros 600.000 euros para ayudar a 50 familias y en 2020, 960.000 euros para un total de 80 familias. La misma cifra se prevé para 2021 y 2022 para que en 2023 se reduzca.
Los derribos se harán de forma gradual en los próximos seis meses, lo que supondrá unas 3 o cuatro chabolas por día, según detallaron desde la regidoría, y empezarán con las familias dispuestas a marcharse de forma voluntaria.
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