En ocasiones, una reconfiguración en una parte limitada de un determinado edificio puede ser suficiente para que suponga un cambio radical de todo el conjunto. Y es que, muchas veces, para dar un nuevo aire a todo un espacio basta con realizar algunos retoques, para que algo parezca totalmente nuevo. Y si no, que se lo pregunten a los creadores de The Glass Cabin, el estudio de arquitectura checo Mjölk, que han realizado una intervención sobre una casa de campo de 130 años, combinando materiales y técnicas existentes con intervenciones radicalmente nuevas.
“La cabaña ha estado aquí, en un prado en las montañas Jizera, durante más de 100 años. El mundo que lo rodea ha cambiado desde que se construyó con la madera y el granito de los bosques circundantes. El mundo se ha vuelto más rápido y más conectado, pero algunas cosas siguen igual”, explican desde el estudio.
El edificio intervenido es una cabaña ubicada en las afueras de la pequeña ciudad de Polubný, en el corazón de las montañas cerca de la frontera con Polonia. Los arquitectos reemplazaron un anexo existente con una masa de vidrio, colocada sobre una sólida base de hormigón vertido. Con ello, este espacio se ha convertido en una cocina y una sala familiar, con una rica mezcla de bronce y latón reflectantes yuxtapuestos con pisos y banquetas de concreto vertido, tapicería de cuero, carpintería de madera y las paredes talladas en bruto de la cabaña original.
Tal y como señalan desde el estudio, “restauramos la casa con el futuro en mente, pero al mismo tiempo no teníamos ganas de dejar ir todos los aspectos maravillosos, salvajes y difíciles de manejar de su pasado. Era fundamental que no despojáramos a la cabaña de su alma intangible, la fragancia de la madera y el frío absoluto de los bloques de granito. Guardamos lo que pudimos”.
La cocina se distribuye en dos niveles, con un comedor ubicado en el corazón revestido de madera de la estructura original, junto con una estufa revestida de cerámica lisa. Estos constituyen unos auténticos guiños a la arquitectura vernácula tradicional, pero presentados de una manera moderna e innovadora, con vigas y tablas originales que quedan expuestas y celebradas. Mantener la esencia sin renunciar a lo nuevo ha sido el reto.
La yuxtaposición es uno de los conceptos clave en esta cabaña, especialmente porque la fachada inocua se parece mucho a las otras cabañas que se encuentran dispersas en este paisaje. En efecto, uno de los elementos que crean esa atmósfera especial que rodea la construcción son esas yuxtaposiciones. Arriba, se encuentra una claraboya circular con forma de globo que ilumina el rellano. Sobre esa zona se ubican cuatro dormitorios, escondidos en los aleros inclinados del techo original con paredes con paneles pintados de rojo intenso.
Finalmente, el conjunto queda rematado por un pequeño edificio no muy lejos del principal En su interior, una sauna está dedicada ofrecer un espacio de tranquilidad. “Se agregó una sauna casi invisible no muy lejos de la cabaña. Está esperando pacientemente para calmar los cuerpos cansados de un día de esquí de fondo. Una discreta belleza de hormigón incrustada en el suelo se asoma al claro detrás de la casa”, concluyen.
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