Artículo escrito por Sandra Barañano, Directora Técnica de Cuida Tu Casa
Todos hemos sido testigos directos del auge de materiales innovadores que responden a las nuevas demandas estéticas y funcionales de los hogares. Y uno de los protagonistas indiscutibles de los últimos años de esta tendencia es, sin duda, el microcemento.
Su capacidad para crear superficies continuas, sin juntas, y su versatilidad para adaptarse a casi cualquier estilo lo han convertido en una opción predilecta tanto para profesionales como para particulares que buscan un acabado moderno y duradero.
Pero, ¿qué es exactamente y, sobre todo, cómo es el proceso real de aplicación en una obra? Es muy importante desmitificar su aplicación y explicar los pasos clave que garantizan un resultado óptimo.
¿Qué es el microcemento?
El microcemento es un revestimiento compuesto por una base cementicia de altas prestaciones, a la que se añaden polímeros, fibras, áridos seleccionados, y pigmentos de colores.
Su principal característica es su extraordinaria adherencia a prácticamente cualquier superficie (azulejos, hormigón, pladur, metal, plástico...) y su aplicación en capas muy finas (apenas 2-3 milímetros de espesor total).
¿Cómo se aplica?
Aunque el resultado final pueda parecer una superficie sencilla y uniforme, la aplicación del microcemento es un proceso técnico que requiere precisión, experiencia y paciencia. Aquí detallamos las fases clave que seguimos en obra:
- Preparación del soporte: en cualquier trabajo de revestimiento, la preparación de la superficie existente es fundamental. Esta debe estar limpia, seca, consolidada y nivelada. Si trabajamos sobre azulejos, por ejemplo, nos aseguramos de que no haya piezas sueltas y rellenamos las juntas para crear una base lo más lisa posible. Cualquier imperfección en el soporte original podría manifestarse en el acabado final. Aplicamos una imprimación o puente de unión específico para asegurar la correcta adherencia del microcemento.
- Aplicación de la malla de fibra de vidrio: en suelos o superficies que puedan tener ligeros movimientos o fisuras, es crucial colocar una malla de fibra de vidrio embebida en la primera capa de microcemento base. Esta malla aporta resistencia y flexibilidad al sistema, previniendo la aparición de fisuras futuras.
- Capas de microcemento base: se aplican generalmente dos capas de Microbase. Este es el componente que aporta la resistencia mecánica al sistema. Se extiende con llana metálica, creando una capa uniforme. Entre capa y capa, es imprescindible respetar los tiempos de secado indicados por el fabricante y, a menudo, realizar un ligero lijado para eliminar imperfecciones.
- Capas de microcemento de acabado: una vez seca y lijada la base, aplicamos dos capas del microcemento de acabado. La elección entre microfino (más liso, ideal para paredes) o microdeck (más resistente, ideal para suelos de alto tránsito) dependerá del uso final. Estas capas son las que aportan la textura final y el color deseado. La mano del aplicador es crucial aquí: la presión, el ángulo y el movimiento de la llana crearán aguas y efectos únicos, haciendo de cada aplicación una obra artesanal. De nuevo, se lija suavemente entre capas.
- Sellado de protección: quizás uno de los pasos más importantes para garantizar la durabilidad, impermeabilidad y resistencia a las manchas del microcemento. Una vez la última capa de microcemento está completamente seca y lijada, aplicamos varias capas de un sellador específico, generalmente un barniz de poliuretano al agua de alta calidad. Este sellador puede tener acabado mate, satinado o brillo, según las preferencias del cliente, y protegerá la superficie del desgaste diario, la humedad y los productos de limpieza.
¿Qué es necesario para garantizar su éxito?
- Mano de obra cualificada: la aplicación del microcemento no es un trabajo de bricolaje sencillo. Requiere formación específica y experiencia para controlar los grosores, los tiempos de secado, las técnicas de llaneado y el lijado. Confiar en profesionales garantiza un resultado estético y duradero.
- Calidad de los materiales: no todos los microcementos son iguales. Utilizar materiales de fabricantes reconocidos y seguir sus fichas técnicas al pie de la letra es esencial.
- Tiempos de ejecución: aunque evita demoliciones, el proceso requiere respetar escrupulosamente los tiempos de secado entre capas (que varían según la humedad y temperatura ambiente), por lo que no es una solución "instantánea".
En conclusión, el microcemento se ha consolidado como una solución versátil y estética en el mundo de la reforma. Su aplicación, aunque detallada y técnica, ofrece resultados espectaculares, creando espacios continuos, modernos y fáciles de mantener. No dude en contactar con profesionales del sector, la figura ideal para valorar su capacidad de transformación y adaptabilidad en cada reforma concreta.
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