El fondo Blackstone ha salido de nuevo de compras y, junto con el banco Wells Fargo, se ha hecho con la mayor parte de la cartera de activos inmobiliarios de General Electric (GE) por una suma cercana a los 23.000 millones de dólares. El resto de las propiedades, valoradas en casi 4.000 millones de dólares, serán adquiridas por otros inversores.
Esta medida ha permitido recaudar nada menos que 26.500 millones de dólares al conglomerado General Electric, inmerso en un importante proceso de reorganización. GE estima que en 2017, tras la venta de esos bienes, alrededor del 90% de sus beneficios serán generados por sus actividades industriales, contra el 58% que representaron en 2014.
Jeff Immelt, presidente del gigante estadounidense, ha justificado la venta de activos inmobiliarios asegurando que las condiciones del mercado eran “particularmente favorables” y ha asegurado que la estrategia de la compañía pasa por centrarse en las áreas en las que GE cuenta con “ventajas competitivas”, como las actividades industriales y tecnológicas.
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