Los modelos de economía colaborativa han supuesto un cambio en la manera de entender los intercambios comerciales y la percepción del patrimonio. En Barcelona han crecido de forma exponencial durante los últimos diez años, lo que ha empujado a reglar esta nueva estructura de mercado casi a modo de ensayo y error, para que otras ciudades que la observan de cerca sigan sus pasos.
Son actividades económicas que antes estaban reservadas a empresas y más o menos reguladas para estas, pero ahora permiten a los usuarios obtener ingresos a través de su propio patrimonio. Esto ha traído consigo tensiones entre participantes "regulados" y participantes "no reglados", como los designa Mireia Artigot Golobardes a través de un estudio que recoge el Panel de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).
Los alojamientos turísticos y el sector del taxi son, actualmente, los negocios donde se focalizan estos conflictos y donde Artigot plantea los retos de coexistencia de unos modelos de negocio, los tradicionales con colaborativos, que han venido para quedarse. "Prohibir este mercado surgido de los potenciales generados por Internet es, aparte de cuestionable e ineficiente, poco viable", explica Artigot. Pero, aclara: "no significa que no se pueda regular, controlar e incluso influir sobre ella y la dinámica de mercado que crea o en la que participa la economía colaborativa".
Barcelona, uno de los destinos turísticos más importantes de Europa, con más de ocho millones de turistas y más de 17 millones de pernoctaciones durante el año 2014, ha experimentado un crecimiento del turismo a la misma velocidad que el alquiler de viviendas como alojamientos turísticos. Hoteles de lujo, hostales, cámpings, albergues, alquiler de habitaciones en residencias y, desde 2007, el uso turístico de las viviendas residenciales es una tendencia en clara expansión.
El concepto de vivienda turística engloba distintos modelos de negocio. Una vivienda turística puede ser aquella que se alquila en su totalidad, por días, semanas, meses, o por partes como, por ejemplo, el alquiler de habitaciones en pisos donde reside el propietario. Tal y como explica Artigot en el informe Funcas, no se puede reglar todo por igual, pues "el tipo de alquiler representará tipos de negocio con diferentes relaciones contractuales entre las partes y distintas consecuencias y planteamientos regulatorios".
Barcelona, un caso de éxito
El alquiler de viviendas residenciales como alojamientos vacacionales era una actividad que venía desarrollándose otras ciudades de manera más o menos organizada, pero a Barcelona le llegó el 'boom' de golpe diez años atrás. Una crisis que hizo reducir los ingresos y estabilidad económica a los ciudadanos, les llevó a que pudieran ver una opción sacar rédito a su propio patrimonio a través del alquiler vacacional en una ciudad atractiva para los turistas. Esa mezcla favoreció al crecimiento exponencial de este tipo de alquiler en la ciudad.
Sin embargo, la elevada cantidad de pisos para este uso, sumado a la concentración en algunas zonas de la ciudad, sobre todo el centro, han sido nido de conflictos. Ortigot considera que uno de los problemas que trajo fue la disminución de residentes en zonas turísticas, algo que afecta al precio del alquiler convencional: "la cantidad de hoteles y pisos de uso turístico en determinadas zonas ha influido en el precio de los pocos escasos pisos residenciales que conviven en esa misma zona", advierte Ortigot.
Con todo, Barcelona empujó a que se legislara, de forma expresa con la ley 18/2007, esta actividad desde su 'boom'. Luego, vinieron más novedades que fueron introduciendo en la normativa para regular las viviendas turísticas y ser más precisos a medida que florecían los problemas. Desde requerir una persona jurídica que gestione el establecimiento a una sociedad mercantil responsable de cobrar la tasa turística. Un registro pensado para controlar la cantidad y localización de las viviendas.
De esta forma, supieron que en 2012 había 2.349 viviendas turística y aumentó un 300% en 4 años: en 2016 Barcelona contaba con 9.929 apartamentos vacacionales registrados. Ese crecimiento fue proporcional a las quejas vecinales y el ámbito político necesitó volver a intervenir en otro nuevo aspecto. El gobierno municipal de Trias quiso cortar el grifo de las licencias como medida. Pero "las administraciones no siempre se han mostrado capaces de regular el mercado de forma satisfactoria para todos los intermediarios", según Artigot.
Para la profesora colaboradora de Funcas, el actual gobierno municipal de Barcelona, con la intención de congelar las licencias que el anterior gobierno suspendió, es un "planteamiento que parece ignorar los mecanismos del mercado que podrían proporcionar soluciones que equilibraran los intereses de los residentes en la ciudad y, a la vez, permitir la actividad de las viviendas turísticas". "Al final, la situación actual es insatisfactoria para muchos, si no para todos los agentes del sector".
La comunidad de propietarios es otro de los elementos a los que atender con una legislación que lo regule. "Con la ley 5/2015 los propietarios de la comunidad pueden evitar que los elementos compartidos tengan uso turístico", explica Artigot.
Para poder comentar debes Acceder con tu cuenta