Los estadounidenses no parecen estar dispuestos a aceptar el constante aumento de los precios de la vivienda en Estados Unidos, que ha tocado ya un máximo en más de una década, a diferencia de lo que sucedió durante los años que desembocaron en la gran crisis financiera de finales de 2008.
El incremento de los precios de la vivienda en Estados Unidos ya amenaza con frenar la recuperación del sector inmobiliario en Estados Unidos, a juzgar por los datos de percepción del mercado de los inversores, en un punto más pesimista de los últimos seis años.
Esa evolución del pesimismo en la demanda contrasta con el aumento de índice de precios Case-Shiller en las principales ciudades del país, que en un año ha subido casi un 1% y se sitúa en una cota por encima del nivel previo a la crisis que provocaron las hipotecas basura.
El bajo nivel de inventario de vivienda y el relativo bajo coste del crédito de vivienda ha permitido que los precios sigan subiendo, aunque la última encuesta de julio de la Universidad de Michigan sobre la percepción de mercado inmobiliario muestra que un 69% considera las condiciones “buenas”, una mayoría, pero por debajo de los niveles posteriores a la crisis de 2008 y 2009.
La mayoría de los que consideran las condiciones del mercado de compra de vivienda “malas” (un 23 citan el aumento de los precios, que pueden estar detrás de que la compra de vivienda usada cayera en julio a su nivel mínimo en 11 meses.
Pese a que la media de días que una casa está en el mercado ha pasado de 36 a 30 días, las solicitudes de hipotecas han bajado a un mínimo de 6 meses, tras caer un 12% desde el tradicional pico de junio.
Pese a que la demanda sigue gozando de relativa buena salud, todo apunta a que la subida de precios está atemperando el comportamiento de un número creciente de potenciales compradores, especialmente teniendo en cuenta que el encarecimiento de la vivienda está siendo más fuerte que la subida de los salarios.
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