Árima todavía está dando sus primeros pasos como empresa cotizada. La socimi debutó en el mercado de valores el pasado 23 de octubre, pero ya ha dejado sus primeras credenciales en el parqué. Muy irregular tanto en lo que se refiere a la cotización como a las cifras de negocio, la compañía se ha dotado de un accionariado muy potente con presencia de grandes inversores nacionales e internacionales.
UBS, con el 8,56% de las acciones, Bank Of Montreal con el 9,79%, Morgan Stanley con el 9,47%, y el fundador de Porcelonosa, Hector Moreno Colonqués, con el 4,99%, forman el cuarteto de inversores con participaciones directas significativas. Además, Pelham Capital cuenta con productos derivados que representan otro 9,98% del capital.
En total, ya esta en manos de este quinteto de inversores algo más de un 40% del capital, al que se une el 10,9% en manos de Rodex Asset Management, la sociedad del primer accionista Luis Alfonso López de Herrera-Oria. Éste lidera el equipo gestor de Árima tras su aventura en Axiare, adquirida por Inmobiliaria Colonial. Como en su primera aventura bursátil, López de Herrera Oria está recibiendo el apoyo de los inversores.
Un éxito que tiene que ver con el tamaño de la operación, lanzada en un momento convulso en los mercados que obligó a una rebaja de las expectativas de ingresos de Árima desde los 300 hasta los 100 millones de euros. Pero más allá del interés de los inversores, los primeros pasos de la socimi en el parqué están resultando discretos desde el prisma estrictamente bursátil, también durante el rebote general que experimenta la bolsa en los albores de noviembre.
En las 10 primeras sesiones, sólo ha cotizado en siete ocasiones y sólo ha subido una vez. Unas cifras que demuestran el escepticismo con el que los inversores han acogido el estreno bursátil. La acción ya fue duramente castigada el día del debut, cuando cayó un 10% desde los 10 hasta los 9 euros. Fue uno de los peores comienzos en la historia de la bolsa española.
De momento, Árima no consigue defender la valoración inicial de 100 millones de euros ni tampoco alcanza niveles relevantes de liquidez. En sus primeras sesiones apenas cambiaron de manos poco más de 300.000 acciones por algo más de 3 millones de euros. Unas cifras discretas (en dos ocasiones sólo se han intercambiado 200 títulos) a la espera de que el valor pueda ampliar capital hasta completar los 300 millones previstos inicialmente.
Una operación cuyos tiempos dependerán en buen parte de la evolución de la socimi en bolsa a corto y medio plazo. Los expertos destacan que a pesar de las dificultades (la salida a bolsa tuvo que ser retrasada cuatro días respecto a la fecha inicial), la compañía ha sido valiente y ha evitado una suspensión definitiva que habría retrasado sensiblemente sus objetivos de negocio. Árima ya ha identificado activos por valor de 1.600 millones que podría potencialmente comprar, la mayoría ubicados en Madrid.
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