Cada vez son menos las opciones de que la alianza entre los promotores del museo Hermitage de Barcelona y el Gran Teatre del Liceu para salvar el proyecto de un equipamiento cultural en la nueva bocana del puerto prospere. BComú y ERC han mostrado su negativa al proyecto en el Ayuntamiento de Barcelona, dejando casi a cero las posibilidades de que este proyecto salga adelante después de intentar tejer con el Liceu una respuesta a la anulación por la comisión de gobierno del Ayuntamiento del proyecto inicial de la franquicia del museo de San Petersburgo.
Según adelanta 'La Vanguardia', la certificación de que la alianza entre Hermitage y Liceu difícilmente saldrá adelante se produjo el pasado 23 de junio en la comisión ejecutiva del patronato del Liceu, en la que el proyecto renovado –incluso con un nuevo diseño adaptado por el arquitecto Toyo Ito– ni siquiera llegó a someterse a votación al persistir el rechazo del Ayuntamiento, o mejor dicho de los comunes, y de ERC, ahora en el departamento de Cultura de la Generalitat.
Los argumentos de ambos grupos giran en torno a lo que consideran una privatización de un espacio público, una idea fuerza que ya planteó el líder republicano en el Ayuntamiento, Ernest Maragall, en el pleno municipal celebrado también la víspera de San Juan
Así, salvo que se encuentre un solución de ultima hora que convenza a todos los grupos políticos, el caso Hermitage está abocado a una judicialización que podría dejar el espacio en litigio convertido durante largos años en un erial y salirle muy cara al Ayuntamiento si acaba produciéndose una sentencia desfavorable al Consistorio (la indemnización por daño emergente y lucro cesante se situaría, en una estimación a la baja, entre los 100 y 150 millones de euros).
Los promotores del Hermitage presentarán un recurso de reposición contra la decisión del gobierno municipal de anular el proyecto inicial. Si no hay una rectificación de postura por parte del Ayuntamiento se abrirá con toda seguridad la vía del contencioso-administrativo y serán los tribunales de justicia quienes quiten y den razones en un proceso que podría durar un mínimo de seis años y que invalidaría cualquier otro proyecto que quisiera impulsarse en el solar de la discordia.
Hermitage Barcelona tenía a punto un protocolo con el Liceu que aclaraba los requerimientos de espacio de esta última institución. La propuesta establecía el compromiso del puerto de facilitar el espacio adecuado, por ubicación y dimensión, que permitiera cubrir las necesidades del Liceu.
Dada la imposibilidad de ajustar en una parcela limitada como es la reservada en principio para el Hermitage las necesidades del Liceu, el proyecto revisado plantea utilizar la parcela contigua, de una gran edificabilidad, donde en principio debería ir la futura facultad de Náutica, lo que requeriría lógicamente de las debidas compensaciones urbanísticas en la zona portuaria.
El uso de la dos parcelas permitiría, según los promotores del proyecto, integrar el espacio del Liceu en un edificio único, una especie de Centro Cultural del Mar inspirado en el Lincoln Center for the Performing Arts de Nueva York, que agrupa a diversas instituciones culturales de la ciudad estadounidense.
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