En vacaciones, los apuraorzas llegan a algunos pueblos de Castilla-La Mancha y los pixapins a Cataluña
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Regreso al pueblo... y a los vocablos rurales más molones
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Lucía Martín (Colaborador de idealista news)

En verano siempre se vuelve al pueblo y si eres de los desafortunados que no tienen pueblo al que regresar solo podemos darte un consejo: hazte ya con un amigo con pueblo, no tardes. Un amigo con pueblo es como un amigo con piscina en Madrid: un valor al alza.

Como en verano siempre se regresa al pueblo siempre regreso yo también a algún relato en el que el pueblo sea el protagonista, será por rendir homenaje a mis raíces (mis padres son hurdanos, esa tierra que en esta época siempre ha sido pasto de las llamas, lo de los incendios no es nuevo, lamentablemente).

En verano en los pueblos no ves a nadie por la calle, entre 14 y 18 horas y si ves a alguien, es un forastero. Uno que no es de allí porque solo un foráneo puede estar en la calle a esas horas con la solana. En Galicia llaman a los que no son de allí, más bien a los que son de Madrid y veranean en Rías Baixas, fodechinchos: sí, no es con cariño. Incluso hay una cuenta de twitter con este nombre que recopila las tontadas que los fodechinchos hacen, hacemos, durante sus días de descanso.

En los pueblos se identifica rápido a los que no son de allí, no solo porque no te conozcan, sino porque si te preguntan ¿y tú de quién eres? No sabrías qué contestar. En el pueblo de mis padres yo soy la del Nino y la Urbana. Y mi hija mayor es la que le mordió el perro, porque tuvo la mala suerte de que un mastín la mordiese en la cara siendo ella pequeñita. Y aunque ya no queda ápice de aquella herida en su rostro, se le ha quedado lo de “la que le mordió el perro”. Como a la familia de mi padre la llamaban Los Corzos, o al otro El Lobo… Ya sabéis, los pueblos son también muy de motes, si no tienes mote no eres nadie, y de grandes vocablos.

De la tierra de mis padres conservo varios como ir corato (ir desnudo), jurcio (por agreste, este gato es muy jurcio), calzona (pantalón corto), aginoso (cansino), cormenita, que son unas flores que yo nunca he visto pero que cuando mi padre hacía mención a alguien vago siempre apostillaba: a ese le mandaba yo al monte a coger cormenitas, o sobrao, que, como su nombre indica, es la parte de la casa donde se pone lo que apenas se usa, lo que es como un sobrante.

En la antigua casa de mis padres el sobrao estaba en la última planta, al lado de la cocina y recuerdo que cuando era pequeña me daba miedo entrar allí. Había que darle a un interruptor y se encendía una bombilla solitaria que apenas alcanzaba a iluminar todo el sobrao, con lo cual había muchas sombras y también arañas y algún que otro ratón. Allí se acumulaba polvo porque se iba dejando lo que apenas se utilizaba: yo recuerdo un baúl, un baúl muy antiguo que me gustaba abrir para descubrir los secretos que escondía en su interior. Ese mismo sobrao fue el escenario donde fumé mis primeros cigarrillos con amigas de adolescencia: allí nos subíamos a pecar, a escondidas, sabedoras de que nadie subiría al sobrao a la hora de la siesta porque era una de las zonas de la casa más calientes..

Pero no solo hay lindos vocablos en Extremadura, os animo a salir de las grandes urbes e intentar descubrir las palabras de los pueblos donde veraneéis, aunque sea para descubrir que os llaman apuraorzas (así es como llaman en Castilla-La Mancha a los que vienen de la ciudad y se comen todos los chorizos y los quesos de quien les recibe) o pixapins (en las zonas rurales de Cataluña creen que cuando llega alguien de la urbe no sabe ni dónde orinar y por eso orina en los pinos, de ahí el apelativo pixapins, en País Vasco se le denomina kalekume).

Sentaos por favor a la fresca, sacad la silla por la noche a hablar con los vecinos, que es algo muy de pueblo (que por cierto en mi urbanización se hace porque son muy de abocicarse, que no es ni más ni menos que asomarse a la ventana con intención de cotillear) y dialogad. Pero, sobre todo, poned la oreja para que no se pierda toda esa sabiduría popular. Y a este respecto, echad un ojo a la web Almáciga (también existe el libro) que es como un almacén, una alacena, que dirían en mi tierra, de vocablos rurales.

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1 Comentarios:

PROYECTORES.COM.ES
21 Agosto 2022, 4:52

Belinchón, la Marbella manchega

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