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 Edificio Botanic
Edificio Botanic Árima Real Estate

Diciembre está marcando un antes y un después en la todavía joven historia bursátil de la socimi Árima Real Estate. En cuestión de apenas 10 días, dos inversores de marcado carácter familiar como Víctor Urrutia Vallejo y la sociedad madrileña Torrblas, controlada por las hermanas Torrente Blasco, han aflorado el 7,9% y el 5% del capital de Árima, respectivamente. Unos movimientos que han reactivado la cotización.

A finales de noviembre, el precio de mercado de Árima marcaba mínimos intradía de 2022 en los 6,8 euros. Ahora, cotiza en los 7,7 euros, después de una subida cercana al 7% sólo en lo que va del mes de diciembre. Las compras de los grandes patrimonios familiares están cambiando las expectativas en bolsa de una compañía que salió a bolsa en octubre de 2018 a un precio de 10 euros por acción.

Árima está protagonizando un movimiento accionarial sin precedentes desde que es empresa cotizada. Las compras de participaciones significativas por parte de Urrutia y Torrblas han llegado tras una de las operaciones de ventas más sonadas del capital. El fondo Pelham, un histórico del capital de la socimi, liquidó totalmente a finales de noviembre un paquete cercano al 10%. Acciones que han sido adquiridas por los nuevos inquilinos del accionariado.

Tras los últimos movimientos, el proyecto que lidera el fundador, consejero delegado y vicepresidente de Árima, Luis López de Herrera Oria, cuenta con un capital mucho más diversificado. Al casi 13% que suman los dos inversores familiares recién llegados se une el grupo de fondos que forman Fidelity, Thames River e Ivahoe Cambridge, que suman alrededor del 35% del capital. El propio CEO tiene a título particular un 3,8%.

Todos estos inversores acumulan minusvalías más o menos significativas por unas participaciones alcanzadas en distintos momentos desde la salida a bolsa de 2018 -los últimos movimientos de Fidelity se remontan a 2021, mientras que Thames River acaba de elevar suavemente su participación-, pero siguen apostando por un valor que intenta recuperar el rumbo alcista en Bolsa. De momento, pierde un 16% en lo que va de año, lo que ha reducido su valor de mercado hasta alrededor de 220 millones de euros.

Árima, que ganó 22,5 millones de euros en el primer semestre del año -tres veces más que en el mismo período de 2021, está acusando como todas las compañías del sector las dudas que sobre su negocio imponen la subida de los tipos de interés en Europa y el proceso de ralentización económica en marcha. La cartera de la socimi está compuesta por nueve activos, de los que el grueso son oficinas.

Una de las particularidades del grupo es que sólo ha dispuesto del 65% de los recursos disponibles y que cuenta con una sólida posición de liquidez. Al cierre del primer semestre del año, sumaba unos 90 millones de euros en efectivo en bancos y deuda no dispuesta. A 30 de junio, el GAV del grupo era de 382 millones de euros. 

Los expertos creen que aunque el entorno macro seguirá condicionando la evolución del valor a corto plazo, Árima es una buena oportunidad a corto plazo. Los todavía pocos analistas que siguen el valor le dan un precio objetivo entre los 9,5 y los 13 euros. 

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