Te gustaría que el baño de tu casa fuese un pequeño oasis, como reza la entradilla de este artículo. Pero la realidad es que más que oasis parece un tótum revolutum. O incluso, un trastero. Lo cierto es que la arquitectura no ha querido que los baños sean, en general, de las estancias más bonitas de las casas: muchos carecen de luz natural (ni ventana ni ojo de buey), lo que favorece que sean oscuros y húmedos, un desastre.
La técnica del Feng Shui puede ayudarte a ordenar ese espacio esencial en tu casa y a darle una nueva cara: “La poca luz y la estrechez que suele haber en estas estancias generan un bloqueo y un desequilibrio energético en mayúsculas”, afirma Astrid Izquierdo, autora de El pequeño libro del Feng Shui.
Lo primero que hay que tener claro es que el baño no es el trastero de la casa: no suele ser extraño ver que algunas duchas sirven para guardar el cubo de limpieza junto a la fregona. Y eso no puede ser. Una de las principales máximas del Feng Shui (sistema filosófico de origen taoísta basado en la ocupación armónica del espacio con el objetivo de lograr de éste una influencia positiva sobre las personas que lo habitan) es que si deseas que entren nuevas oportunidades en tu vida debes dejarles espacio.
Así que lo primero que hay que hacer para remozar ese baño es generar espacio, o sea, deshacerte de todo aquello que no utilices o no quieras (y esto es válido para todos los espacios de la casa). Si no se te ocurre qué hacer con esos objetos que ya no usas, una posible solución es Remad, la iniciativa del Ayuntamiento de Madrid para intercambiar objetos en puntos limpios (más información aquí).
Pero volvamos al baño: “Un espacio abarrotado y que no cumple su función es un bloque energético que te está afectando”, añade Izquierdo. Si no tiene luz natural, que será lo más común, apuesta por muebles claros y también, por textiles de baño que también lo sean. Izquierdo recomienda por ejemplo, los colores tierra, en vez del azul. ¿Por qué? El azul es agua en un espacio en el que ya hay mucha y el Feng Shui defiende por ejemplo el equilibrio entre los cinco elementos. Analiza qué elemento predomina en tu baño (puede ser el agua, el fuego, la tierra…) e intenta reequilibrar con los que no están representados: con eso generarás armonía. Y por supuesto, si el baño es ya de por sí oscuro (porque no disponga de ventana, porque los azulejos sean oscuros también) apuesta por dar luminosidad a ese ambiente con tapas de inodoro claras, textiles vivos (que no recargados), una buena luz…
Si tienes posibilidad, pon una planta verde. La función del baño es la del aseo, el autocuidado corporal. Analiza qué es lo que te encanta de esta estancia y qué te molesta: céntrate en eso y evalúa cuáles son las acciones que pueden mejorar la estancia. No tienen por qué ser cambios costosos.
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