La isla de La Palma, conocida como 'la isla bonita, es un auténtico paraíso para los amantes de la naturaleza y la tranquilidad. Entre sus tesoros más singulares destacan las piscinas naturales, charcos y pozas formados por la acción volcánica y el constante abrazo del Atlántico. Descubre las 8 mejores piscinas naturales en La Palma para conocer alternativas refrescantes a las playas tradicionales.
Charco Azul (San Andrés y Sauces)
En el norte de la isla, dentro del municipio de San Andrés y Sauces, se encuentra esta piscina natural en La Palma, una de las más emblemáticas de la isla. Su entorno combina el azul intenso del Atlántico con el verde profundo de la laurisilva cercana, creando un paisaje único.
Protegido del oleaje y con espacio suficiente para nadar con tranquilidad, cuenta además con zonas adaptadas para niños, cascada artificial, áreas de solárium, duchas, vestuarios y fácil acceso. Estas mejoras, fruto de una cuidada remodelación, le han valido reconocimientos como la bandera Ecoplayas.
Si te interesa más descubrir la vida en la isla de La Palma, esta es la oferta disponible actualmente:
La Fajana (Barlovento)
En el extremo noreste de La Palma, en el municipio de Barlovento, se encuentra el conjunto de piscinas naturales de La Fajana, un rincón perfecto para quienes buscan un baño tranquilo en plena costa atlántica. El complejo está formado por tres charcos de diferentes tamaños, conectados por pasarelas que permiten moverse cómodamente entre ellos, y protegidos del oleaje para disfrutar con seguridad, incluso con niños. Aunque cuentan con zonas adaptadas y accesos cómodos, conservan la esencia de un paisaje volcánico auténtico.
Charco de Puerto Paja (Puntallana)
Entre los rincones más recónditos de los charcos de La Palma destaca el Charco de Puerto Paja, una joya natural que recompensa a quienes se aventuran a encontrarla. Oculto entre vegetación y terrenos privados, llegar requiere algo de esfuerzo y planificación, pero al final del camino aguardan aguas turquesas y tranquilas, protegidas por formaciones rocosas. Es un lugar perfecto para disfrutar de un baño en soledad, lejos del bullicio.
El Remo (Los Llanos de Aridane)
En la tranquila localidad costera de El Remo, al suroeste de La Palma, se esconde una pequeña piscina natural ideal para disfrutar en familia. Sus aguas poco profundas y calmadas la convierten en un lugar seguro para que los niños jueguen. El acceso es sencillo en coche, siguiendo la LP-3 hasta La Laguna y después la LP-213.
Los Cancajos (Breña Baja)
A pocos minutos del aeropuerto y muy cerca de Santa Cruz de La Palma, la playa de Los Cancajos combina el ambiente turístico con rincones de auténtica calma. Entre sus arenas volcánicas y formaciones rocosas se esconden pozas naturales junto al mar, perfectas para un baño relajante con vistas únicas hacia la capital. Este enclave ofrece la oportunidad de disfrutar de la naturaleza en un entorno semiurbano.
Charco de Puntalarga (Fuencaliente)
En la costa de La Palma, el Charco de Puntalarga ofrece una piscina natural integrada en la propia playa, con aguas poco profundas y calmadas la mayor parte del año. Su fácil acceso y baja afluencia lo convierten en una opción perfecta para quienes buscan un día de tranquilidad junto al mar, especialmente en familia. Rodeado de un entorno sencillo pero auténtico, es una de esas piscinas naturales en Fuencaliente de la Palma donde disfrutar de la calma.
Piscina natural de Echentive (Fuencaliente)
En la costa sur de La Palma, junto a la Playa Nueva, se encuentra la Piscina Natural de Echentive, un rincón único nacido tras la erupción del volcán Teneguía en 1971. Sus aguas cristalinas, enmarcadas por roca volcánica reciente, ofrecen un contraste entre el negro intenso de la lava y el azul del Atlántico. Este charco, escondido entre formaciones rocosas, es perfecto para un baño relajante después de recorrer la zona volcánica.
El Porís de Candelaria (Tijarafe)
En la costa occidental de La Palma, el Porís de Candelaria sorprende como un pequeño pueblo pesquero escondido dentro de una inmensa cueva natural. Sus casas blancas, encajadas entre paredes de roca volcánica, miran a un mar que entra suavemente formando pozas y zonas tranquilas para el baño. El acceso, por una carretera serpenteante, añade un toque de aventura que se ve recompensado con un entorno único.
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