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Los pabellones Křižík están ubicados detrás del Palacio Industrial de Praga y han sido rehabilitados por el estudio Výstaviště Praha.
Pabellones Křižík Výstaviště Praha

Las ferias y exposiciones traen consigo la construcción de una serie de pabellones efímeros que serán desmontados o emplazados en otros lugares. Sin embargo, una tendencia inteligente es la reutilización de estos espacios en antiguos recintos feriales. Así, en lugar de derribar o abandonar sus instalaciones, cada vez más proyectos optan por transformarlas en espacios útiles y sostenibles.

Un ejemplo llamativo es la reciente renovación de los pabellones Křižík, situados en el recinto ferial de Praga, donde un equipo de arquitectos internos ha convertido unas estructuras industriales de principios de los años 90 en modernos espacios expositivos coronados por jardines públicos.

Referentes urbanos

Diseñados en 1991 por el arquitecto Michael Brix para la Exposición General Checoslovaca, los pabellones Křižík fueron concebidos originalmente como construcciones temporales de acero blanco, ubicadas detrás del Palacio Industrial de Praga. Nunca fueron desmontados ni trasladados y, durante más de tres décadas, continuaron en uso para acoger ferias, conciertos y otros eventos, lo que llevó a la necesidad de una intervención que los adaptara a los requisitos actuales.

El equipo del propio Výstaviště Praha decidió mantener el inconfundible carácter industrial de las estructuras, pero renovando por completo su interior. El objetivo fue crear espacios versátiles y robustos, capaces de albergar desde exposiciones y rodajes de televisión hasta encuentros multitudinarios. Según explicó el estudio, “uno de los mayores retos fue que los edificios no estaban pensados para durar tanto tiempo, por lo que necesitaban muchas reformas”.

A pesar de conservar el exterior de acero blanco prácticamente intacto, el interior recibió un rediseño completo con superficies de hormigón vistas y acabados en negro mate que acentúan el estilo industrial. Con ello, los nuevos espacios modulares permiten adaptarse con rapidez a eventos de distinta naturaleza y escala, manteniendo la esencia original de los pabellones.

Un nuevo techo para la ciudad

La intervención más ambiciosa se realizó en los tejados, que hasta entonces eran superficies planas y poco aprovechadas. Para el estudio “una gran oportunidad fue el techo sin utilizar, que se ha convertido en un espacio público verde que ayuda al medio ambiente y ofrece un nuevo lugar para que la gente pase el rato”.

Dos de los pabellones cuentan ahora con azoteas transformadas en zonas de descanso, pistas de atletismo y áreas de juego, conectadas a cafeterías acristaladas con estructura de acero blanco.

Las antiguas losas de hormigón, que absorbían calor y contribuían al efecto “isla de calor”, han sido sustituidas por materiales que favorecen el confort térmico y la sostenibilidad. Asimismo, grandes áreas de vegetación en los bordes ayudan a retener aguas pluviales y a mejorar la calidad del aire. Esta transformación contribuye a mitigar el calor, gestionar el agua de lluvia y generar un pulmón verde en pleno entorno urbano.

En la parte más alta, dos torres mirador se alzan como nuevos puntos de observación. Se accede mediante escaleras de caracol rojas hasta unas ventanas circulares que ofrecen vistas panorámicas tanto del recinto como de la ciudad de Praga.

“El techo es ahora un nivel completamente nuevo del proyecto, literalmente. Se ha convertido en un espacio público con vegetación, una cafetería, una pista de atletismo y zonas para relajarse o jugar, lo que añade una dimensión completamente nueva al edificio”.

El proyecto no solo ha revalorizado unas instalaciones históricas, sino que también ha demostrado cómo la reutilización creativa de infraestructuras puede generar beneficios ambientales, sociales y culturales, reforzando la conexión entre patrimonio industrial y vida contemporánea.

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