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Nueva York
Imagen de Nueva York Freepik

Cada vez más pequeños y medianos propietarios de viviendas y locales están optando por fijar rentas por debajo del promedio del mercado. La estrategia busca no solo atraer a inquilinos, sino también garantizar una ocupación estable y rentabilidad a largo plazo. En un contexto de alta competencia y de aumento generalizado de los precios del alquiler, esta práctica está ganando adeptos, tanto en España como en otros países, como Estados Unidos.

En Florida, por ejemplo, Ted y Jamie Garber, que gestionan 15 propiedades con un total de 28 unidades residenciales y comerciales, aseguran que ofrecer alquileres competitivos genera confianza y compromiso por parte de los inquilinos. “Siempre fijamos los precios igual o por debajo de la media local”, explican en declaraciones recogidas por Infobae. Según ellos, este enfoque permite mantener las propiedades ocupadas y reduce los costes derivados de la rotación de inquilinos.

Beneficio mutuo: estabilidad y cuidado de la propiedad

Para los Garber, el secreto está en que los inquilinos valoran alquilar por debajo del precio de mercado, lo que incentiva que cuiden mejor los inmuebles. “Ellos obtienen una buena oferta y nosotros seguimos generando ingresos de forma constante”, señalan. Además, ajustan los incrementos anuales según la situación local y las particularidades del mercado, incluyendo límites en zonas con riesgos elevados o en contextos donde la oferta supera la demanda.

Desde que comenzaron su actividad en 2020, los Garber han conseguido generar ingresos mayormente pasivos de seis cifras, dedicando aproximadamente diez horas al mes a la gestión, gracias a un modelo centrado en atraer y retener inquilinos fiables mediante rentas justas.

Transparencia como clave de éxito

La estrategia de precios por debajo del mercado no se limita a Florida. En Washington, Dion McNeeley, inversor que se jubiló anticipadamente gracias a su cartera de alquileres, aplica un enfoque basado en la transparencia. Su método consiste en mostrar a los arrendatarios toda la información relevante sobre el inmueble, incluyendo impuestos, seguros y comparativas con la zona, para consensuar posibles ajustes de renta.

En un caso concreto, inquilinos de un dúplex pagaban 1.100 dólares mensuales en una zona donde la media era de 1.600 dólares. McNeeley evitó subir unilateralmente el precio, prefiriendo informar a los ocupantes y consultar su opinión. Finalmente, los inquilinos aceptaron un aumento moderado, manteniéndose por debajo del promedio, con lo que ambas partes resultaron beneficiadas.

El principio subyacente es claro: mantener a inquilinos satisfechos reduce la rotación, los gastos de reparación y la pérdida de ingresos por vacantes. “Los inquilinos felices cuidan la vivienda y permanecen más tiempo”, concluye McNeeley, reforzando la idea de que rentas justas y comunicación transparente pueden ser la clave de la estabilidad inmobiliaria.

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