El coral es uno de los materiales más delicados y preciosos utilizados en la artesanía y la joyería: su naturaleza orgánica y porosa lo hace especialmente vulnerable a los agentes externos, desde la humedad hasta los productos químicos, pasando por la simple exposición a la luz solar directa. Por ello, si se poseen objetos o joyas de coral, es fundamental saber cómo limpiarlo sin dañarlo: es una operación que requiere atención, métodos delicados y un buen conocimiento de las características de esta sustancia, producida por organismos marinos y muy apreciada.
Cómo limpiar los objetos de coral que tienes en casa
Los objetos decorativos de coral, como estatuas, complementos de decoración o esculturas, requieren un tratamiento delicado que respete la estructura porosa del material. La limpieza regular se realiza aproximadamente cada 6 meses, salvo en situaciones especiales que requieran una mayor frecuencia.
El método más seguro para limpiar objetos de coral consiste en seguir estos pasos:
- Eliminación del polvo: utiliza siempre un paño suave y seco, preferiblemente de microfibra, para eliminar las partículas superficiales sin rayar;
- Limpieza ligera: humedece ligeramente un paño con agua tibia y jabón neutro muy diluido, evitando mojar excesivamente el objeto;
- Secado cuidadoso: secar inmediatamente con un paño seco, sin exponer el coral a fuentes de calor directo como radiadores o secadores de pelo;
- Abrillantado natural: aplicar una gota de aceite vegetal (almendras dulces u oliva) en un paño limpio y pasarlo uniformemente por la superficie.
Un aspecto crucial es la inmersión: muchos métodos tradicionales prevén baños en soluciones de amoniaco u otros productos, pero esta práctica puede resultar perjudicial: el agua penetra en los poros del coral y, si la exposición se prolonga, puede causar deterioro interno, opacidad o grietas.
Para objetos de coral muy sucios o con incrustaciones, es mejor acudir a un restaurador especializado que arriesgarse a causar daños irreversibles con tratamientos agresivos.
Cómo limpiar las joyas de coral
Las joyas de coral montadas en anillos, collares, pulseras u pendientes requieren un cuidado especial debido a la presencia de metales y otras piedras. En este caso, se recomienda limpiarlas cada 1-2 meses, al menos las piezas que se usan con regularidad. La técnica más segura excluye por completo la inmersión en agua: en su lugar, se procede con un paño ligeramente humedecido con agua tibia y jabón neutro, tratando solo la superficie del coral con movimientos delicados y sin frotar.
En definitiva, es un procedimiento diferente al recomendado para limpiar el oro. Las incrustaciones en las zonas de difícil acceso pueden eliminarse con un bastoncillo de algodón húmedo o un cepillo de cerdas muy suaves, prestando especial atención a no mojar las juntas metálicas.
Después de la limpieza, es importante secar bien cada parte de la joya de coral con un paño de microfibra; las joyas deben guardarse separadas de otros accesorios, en estuches blandos o bolsas de tela, lejos de fuentes de calor y humedad. Para joyas antiguas o de especial valor, la mejor solución sigue siendo acudir a un orfebre o a un profesional que sepa intervenir sin comprometer la integridad de la pieza.
¿El coral se decolora u opaca? Lo que hay que saber
El coral es un material calcáreo de origen orgánico extremadamente sensible al deterioro: a diferencia de las piedras duras, su composición lo hace vulnerable y susceptible de sufrir cambios significativos si no se trata correctamente. La decoloración del coral es uno de los problemas más comunes:
- El coral rojo, especialmente apreciado por su intenso color y su mayor ductilidad, puede perder brillo y adquirir tonos más apagados si se expone a la luz solar directa, a una humedad excesiva o a sustancias agresivas;
- También el coral rosa y el coral blanco en bruto sufren alteraciones cromáticas cuando no se limpian y conservan adecuadamente.
La opacidad es otro fenómeno frecuente: la superficie brillante se empaña progresivamente, perdiendo el brillo natural que caracteriza al coral. En los casos más graves, el uso de detergentes ácidos o corrosivos puede provocar grietas, roturas o erosión de la superficie.
Cómo conservar el coral de la mejor manera
La conservación del coral es tan importante como su limpieza para garantizar su durabilidad, ya que este material necesita condiciones ambientales estables y protección frente a diversos factores de riesgo.
La temperatura y la humedad deben controlarse: los ambientes demasiado secos pueden provocar deshidratación y grietas, mientras que la humedad excesiva en el hogar favorece la absorción de agua en los poros. Lo ideal es un ambiente fresco y seco, con temperatura constante; también debe evitarse la luz solar directa, ya que los rayos UV alteran el color y debilitan la estructura del material.
Los objetos de coral no deben entrar en contacto con superficies duras u otros objetos que puedan rayarlos:
- En el caso de las joyas, la mejor solución es guardarlas individualmente en estuches acolchados o bolsas de tela suave;
- Las estatuas y los complementos decorativos deben colocarse en lugares seguros, donde no corran el riesgo de sufrir golpes o caídas.
Se debe prestar especial atención a la exposición a sustancias químicas: perfumes, lacas para el cabello, detergentes domésticos y cosméticos deben mantenerse alejados del coral; además, el sudor también puede ser perjudicial a largo plazo, por lo que las joyas deben limpiarse después de cada uso con un simple paño seco.
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