Descubre los encantos de uno de los enclaves más bonitos del Pirineo aragonés, rehabilitado tras su forzoso abandono en 1961
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Lanuza
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En pleno Pirineo aragonés se encuentra Lanuza, un pueblo con encanto perteneciente a la provincia de Huesca que cuenta una curiosa historia: sus casas, que giran en torno a la iglesia y se agrupan en la ladera del Valle de Tena, fueron abandonadas forzosamente en 1961 al expropiarlas la Confederación Hidrográfica del Ebro para la construcción de un embalse destinado a regular el río Gállego.

Ahora, el entusiasmo de sus vecinos ha servido para rescatar y restaurar su esencia, convirtiéndolo en un destino turístico de gran atractivo. Te contamos la historia de esta joya del Pirineo.

Lanuza: un pueblo de montaña rescatado del olvido

La historia de Lanuza es, sin duda, peculiar: no todos los días encontramos un núcleo abandonado casi de la noche a la mañana, restaurado posteriormente para recuperar la esencia de sus calles, historia y arquitectura.

Tras el anuncio de construcción del embalse, el pueblo, que contaba con alrededor de un centenar de habitantes, quedó paulatinamente deshabitado hasta vaciarse por completo en torno a 1975 debido al proceso de expropiación llevado a cabo para la construcción del embalse que lleva su nombre, y que se encuentra a sus orillas. 

Parte de las calles y viviendas de Lanuza desaparecieron con la construcción del embalse (las situadas en las cotas más bajas), pero otras áreas consiguieron perdurar gracias al incumplimiento del plan inicial de construcción: la cota máxima prevista del embalse se quedó en 1.275 metros en lugar de los 1.286 previstos inicialmente.

Con todo, el pueblo al completo sufrió los estragos del abandono por parte de sus habitantes, y muchos de ellos se trasladaron a localidades cercanas. Al abandono le siguió el saqueo paulatino de todos sus elementos de valor.

Así recuperaron este pueblo mágico del Pirineo

Lanuza
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Fue en los años 90 cuando un grupo de vecinos inició el proceso de recuperación y restauración del pueblo, convirtiéndolo en un curioso destino turístico fruto del cuidado y la dedicación. Para ello fue necesario que la Confederación Hidrográfica del Ebro reconvirtiera los terrenos y permitiera a los vecinos recuperar sus hogares.

Gracias al empeño de sus nuevos habitantes, esta circunstancia del pasado se convirtió en un detalle pintoresco y en un valor añadido del pueblo, que sirve para resaltar aún más el atractivo de su patrimonio y del trabajo comunitario de sus habitantes.

Pasear por las calles de Lanuza te trasladará a su origen medieval, asociado a la práctica de la agricultura y la ganadería en el Valle de Tena. En ellas encontrarás más de 30 edificios rehabilitados y una completa infraestructura hotelera, así como una oferta gastronómica perfecta para poner un buen broche a tu visita.

Un pueblo entre historia, naturaleza y aventuras

Si viajas a Lanuza no puedes perderte una visita a la Iglesia de El Salvador, reconstruida en el siglo XIX sobre restos románicos y recuperada como joya principal del pueblo y centro neurálgico de su actividad.

Desde este punto de partida puedes perderte por sus calles que, gracias a su restauración, se encuentran plagadas de fachadas de piedra y pizarra, bancales y escudos. El ayuntamiento, las fuentes de piedra o sus miradores son enclaves que no puedes perderte.

Sin duda, otro atractivo de esta zona es el propio embalse, que sirve como escenario para la práctica de deportes acuáticos: hidropedales, canoa canadiense, piraguas o pádel surf son algunas de las opciones disponibles para disfrutar de sus aguas. 

Si lo prefieres, siempre puedes disfrutar de su zona de baño y solarium, o de la bonita e instructiva ruta ornitológica 'Camino natural embalse de Lanuza', apta para toda la familia, que te permitirá observar aves acuáticas, espacialmente durante el verano.

Festival Pirineos Sur
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Además, durante la segunda quincena del mes de julio tiene lugar el Festival Internacional de las Culturas 'Pirineos Sur'. Bajo el sello 'músicas del mundo', sus conciertos se celebran sobre el icónico escenario flotante sobre el pantano de Lanuza.

¿Cómo llegar a Lanuza?

Si viajas desde Huesca te tocará recorrer unos 85 kilómetros (1 hora y 15 minutos aproximadamente) por carretera a través de la A-23, seguida de la N-330 / N-260 / A-136

Si viajas desde Barcelona, la distancia es de 350 kilómetros (unas cuatro horas) y, desde Madrid, 467 kilómetros, o lo que es lo mismo, unas cinco horas de trayecto.

Una vez allí dispondrás de una amplia oferta de alojamiento de calidad, fruto de la reciente restauración del pueblo y del cuidado de sus habitantes a la hora de potenciar un turismo de calidad. 

Mapa Lanuza
Imagen de Google Maps.

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