Las autoridades locales surcoreanas se olvidan de sentimentalismos y continúan con los cambios en la urbanización de Seúl, donde viven dos tercios de la población de Corea del Sur. A los pies del monte Namsan, en el centro de la capital, se planea derribar las casas bajas de los barrios más humildes para levantar torres de apartamentos de 20 plantas.