
Desde siempre, algunos de los platos que más triunfan en una cena o comida se preparan al horno, y a pesar de los avances tecnológicos y la salida de nuevos productos, este es todavía uno de los electrodomésticos que más se valoran en la cocina.
Limpiar el interior es un proceso fácil, pero a pesar de que freguemos las paredes y bandejas, algo que no hay que pasar por alto son los cristales de la puerta. Se trata de dos capas de vidrio fabricadas con óxido de silicio, un material capaz de soportar temperaturas de más de mil grados centígrados separados por una cámara de aire.
Para realizar la limpieza de los cristales hace falta desmontarlos y por eso a menudo nos olvidamos de este paso, pero un horno limpio cambia mucho el aspecto de la cocina, y antes de preparar una receta delicada es importante que el interior esté libre de suciedad.

En cuanto a qué detergentes utilizar, lo mejor son soluciones naturales, como el bicarbonato de sodio con vinagre. Al juntar estos dos productos se crea una pasta que debes dejar reposar sobre la zona durante doce horas. Después retiras la mezcla con un paño o con una espátula en las zonas más difíciles. Y, por último, rocía vinagre de nuevo con un espray.
Si la puerta del horno tiene gomas tampoco las pases por alto cuando hagas la limpieza y cámbialas por unas nuevas cuando sea necesario.
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