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Reformar vivienda
GTRES

Hacer una reforma en casa puede parecer la oportunidad perfecta para renovar espacios y darles un aire nuevo, pero también es un terreno lleno de trampas si no se cuenta con experiencia. Muchos particulares se lanzan con ilusión, pero acaban frustrados por errores evitables que encarecen el proyecto, alargan los plazos o incluso comprometen la calidad del resultado final. 

Presupuesto y proyecto

Uno de los fallos más habituales es no tener un presupuesto realista. Se parte con una cifra mental que apenas contempla los imprevistos, y es ahí donde comienzan los problemas. “Siempre hay que dejar un margen del 10 al 15% para extras que no estaban previstos en el inicio del proyecto”, explican desde varias empresas de reformas. También se suele subestimar el coste de licencias, permisos o incluso el IVA de ciertos materiales y servicios.

Otro error frecuente es empezar una obra sin un proyecto definido. Muchos propietarios improvisan sobre la marcha, decidiendo colores, materiales o distribución con el albañil ya en casa. Esto no solo ralentiza la reforma, sino que da pie a errores técnicos y acabados incoherentes. Los expertos recomiendan tener un plan claro desde el principio, con un diseño bien pensado y todos los materiales ya elegidos y comprados. Si no te aclaras en algún punto, siempre puedes ayudarte de tutoriales de Youtube o TikTok, como los que prepara Cristina, de Decorar Tu Casa, a la que recientemente entrevistamos en idealista/news.

Profesionales y burocracia

En el mismo sentido, no contar con profesionales cualificados o querer hacerlo todo por cuenta propia suele ser una mala idea. Internet está lleno de tutoriales y consejos DIY (hazlo tú mismo), pero no todo es tan fácil como parece. Instalar un suelo, mover un tabique o cambiar la distribución de un baño requiere conocimientos técnicos, y un error puede salir muy caro. Apostar por profesionales con experiencia y referencias es clave para evitar chapuzas.

También es muy común pasar por alto la normativa o las licencias necesarias, sobre todo en reformas que afectan a elementos estructurales o instalaciones. En comunidades de vecinos, por ejemplo, hay que avisar si se va a hacer ruido durante varios días o si se va a usar el ascensor para transportar materiales pesados. Saltarse estos pasos puede acabar en multas o en tener que deshacer parte de la obra.

Materiales y estética

Y, por último, un clásico: elegir los materiales solo por estética y no por funcionalidad. Lo barato, a veces, sale caro. Un suelo precioso pero delicado puede no resistir el trote diario, y unos muebles de cocina sin suficiente capacidad pueden generar frustración en el día a día. Hay que pensar en el uso real del espacio y apostar por soluciones duraderas y prácticas, sin dejarse llevar solo por las modas.

Hacer una reforma puede ser una experiencia muy positiva si se planifica bien, se cuenta con profesionales y se evitan estos errores de principiante. La clave está en informarse bien antes de empezar y no precipitarse en las decisiones.

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