
El fregadero, por si no lo sabías es, junto con el frigorífico, uno de los lugares de la cocina que más bacterias suele acumular: y no es de extrañar, dado el trajín que le damos a diario. Quizás tu fregadero y la grifería se han estropeado o quizás, simplemente, quedaron pasados de moda y es el momento de cambiarlos por otros nuevos. Sea como fuere, te vamos a dar la información necesaria para que tu elección sea la acertada. Toma buena nota.
Elige bien el grifo
La verdad es que la gama de grifos es cada vez más amplia, los tienes para todos los gustos y para todos los acabados. Evidentemente, a más diseño y funcionalidades, más caro pero a veces merece la pena invertir si la calidad lo merece.
Los grifos extraíbles están muy bien (además los de muelle flexible son más duraderos). Un extraíble te facilita la limpieza en general (y el llenado de cubos también, por ejemplo). Los hay de caño alto (para una mayor comodidad en la limpieza) pero claro, a veces no caben y en ese caso tendrás que optar por uno de caño bajo extraíble. Ojo: cerciórate antes de comprarlo que debajo del fregadero tienes espacio suficiente para ese muelle extraíble porque de lo contrario, se curvará, saldrá menos agua y se acabará rompiendo con mayor facilidad.
También hay grifos con sensor de infrarrojos que evitan que tengas que tocar el grifo (y pasados unos segundos el chorro se corta). Los hay abatibles y giratorios, que giran 360 grados y se pueden abatir hacia adelante (en el caso habitual por ejemplo, de que tengas una ventana detrás que no sea corredera).
¿Cuáles de todos suelen ser los más limpios? Los que son mates y cepillados no marcan las huellas y los que menos dejan ver la cal son los lacados blancos y los metales cepillados.

El fregadero
Vamos con este otro elemento esencial de toda cocina. Hay diferentes instalaciones: sobre encimera (que valen para cualquier encimera), bajo encimera (se colocan en encimera de piedra, porcelánicas, sintéticas o de cuarzo) y los bordes del fregadero no se ven (en la primera sí) y queda más estético y es más limpio.
¿Cuál es el material que más te conviene?
El clásico que pega con todo tipo de diseño es el de acero inoxidable: es resistente, económico aunque con el paso de los años terina perdiendo brillo, lógicamente.
La cerámica suele ser cara y hay que tener mucho cuidado con los golpes. Los fregaderos de resina tienen una gran variedad de colores pero con el tiempo se van desgastando.

En cuanto a las cubetas que necesitas, parece claro que en cocinas pequeñas si además dispones de lavavajillas, lo suyo es un fregadero de una única cubeta, así optimizarás el espacio que es e un objetivo fundamental en zonas pequeñas. Ojo que también los hay de cubeta y media (tienes uno en la foto).
Sobre la forma del fregadero, el más común suele ser el cuadrado pero los redondos también están bien (ocupan menos espacio). Si tienes poca encimera es la mejor alternativa. Uno rectangular, para encimeras grandes, permite trabajar mejor. Y no pierdas de vista los fregaderos angulares que normalmente aprovechan espacios que de otra forma, quedarían en desuso.
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