Seguramente te suene el material porque tengas sartenes en teflón, que son una maravilla porque nada se pega pero, ¿sabías que en origen este material era refrigerante?
Según cuenta América Valenzuela en La vida secreta de tu alcachofa de ducha (Geoplaneta Ciencia), el teflón es el nombre comercial de politetrafluoroetileno, un palabro del infierno que quiere decir básicamente un polímero formado por una cadena de carbonos cada uno de los cuales unido a un átomo de flúor. Se descubrió, como otras muchas cosas, de forma totalmente fortuita en 1938 por un equipo de la farmacéutica DuPont: la industria frigorífica vivía un boom y buscaban en ese momento un refrigerante no tóxico.
Prepararon un tanque con la anterior composición, lo dejaron por la noche en hielo seco y a la mañana siguiente el tanque estaba vacío aunque seguía pesando lo mismo que lleno la noche anterior: el gas se había convertido en un polvo blanco que tenía gran resistencia al calor y al frío y además, antiadherente.
Los militares, como ha pasado también con otras innovaciones, fueron los primeros en dar una utilidad al descubrimiento: estaban inmersos en el desarrollo de la bomba atómica y necesitaban un material con esas características para las juntas y válvulas de los recipientes donde se guardaba el uranio. Después, el teflón entraría en la industria alimentaria: los moldes para hacer pasteles y magdalenas se cubrieron de teflón.
Pero éstos no fueron los únicos usos de este material: después pasaría al sector de la salud y se empezó a usar en prótesis traqueales, óseas, para tendones, de corazón… porque el material no era rechazado por el cuerpo ya que no interacciona con los tejidos, por esta misma razón hace que no se peguen los alimentos en la sartén revestida con teflón. Además, es un material muy resistente, tanto que también forma parte de los trajes de los astronautas.
¿Cuándo llegó a la cocina de tu casa? En 1954 y gracias a un matrimonio francés: él era ingeniero y estaba tratando de crear una caña de pescar muy resistente. Probó con el teflón y su mujer le pidió que inventase algo que fuese práctico para la casa, como por ejemplo algo para impedir que se pegase la leche al cazo cuando la calentaban. Y así es como se le ocurrió poner el material antiadherente a la sartén de aluminio y surgió la marca Tefal, de teflón y aluminio. Unos años después ya era un pelotazo: tan solo en 1960 se vendieron tres millones de sartenes en Francia. Cuando este tipo de sartén llegó a EEUU la fábrica francesa ya no daba abasto para producir. Y como la cosa iba bien, surgieron otras marcas replicando el mismo modelo.
Seguro que la próxima vez que frías un huevo en tu sartén de teflón.. la mirarás con otros ojos.
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