Cuando el comunismo tomó el poder en Europa del Este rehízo las ciudades y sus calles a su imagen y semejanza y levantó algunas arterias, las denominadas “magistrales” destinadas a acoger los desfiles
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Un viaje en el tiempo a través de la arquitectura comunista
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Lucía Martín (Colaborador de idealista news)

Siempre me han interesado las ciudades de pasado comunista, no sabría decir por qué, y entre todas las urbes Berlín me parece una de las más atractivas: he tenido la oportunidad de viajar varias veces a esta ciudad alemana y cada visita me cautiva, con ese pasado histórico reciente que tanto poso ha dejado en sus calles y en el diseño de sus edificios.

Por supuesto, la parte que fuera en su día territorio de la RDA es la que más capta mi atención y así me he pateado el subsuelo en busca de búnkeres o de pasos fronterizos levantados durante el Muro y me he alojado en hoteles que reproducían la estética de la época. Es el caso del Hotel Ostel, en cuyo hall uno se encuentra cuatro relojes con las horas de las ciudades comunistas (Pekín, Berlín, La Habana y Moscú), y una tele en blanco y negro con un joven Fidel Castro dando un discurso interminable. En las plantas superiores cero lujos, la época del Muro no invitaba a ello: habitaciones austeras, totalmente espartanas, apenas una mesilla, una cama de 90 y un escritorio, todo coronado por un retrato de Erich Honecker que mira al huésped con severidad.

Los dueños montaron el hotel muchos años después de la caída del Muro, intuyendo que la nostalgia podía ser un negocio. Encontraron el mobiliario y los textiles tirando de e-bay, de abuelas que les donaron muebles y de tesoros encontrados en la basura... Y es que si bien fueron muchos los ciudadanos que corrieron a deshacerse de sus enseres socialistas para abrazar el capitalismo (así lo muestra la película Good Bye Lenin, por ejemplo, con vecinos que se deshacen de armarios, mesillas, lámparas…), otros vieron en ese mismo mobiliario un filón para hacer dinero. Capitalismo también, al fin y al cabo.

Un viaje en el tiempo a través de la arquitectura comunista
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Podemos revivir esa época de la historia simplemente fijándonos en la arquitectura. Recientemente un periódico publicaba una noticia sobre un campamento para niños en Corea del Norte. Sí, soy consciente de que llego tarde porque el curso escolar está a punto de empezar, pero quizás convenga empezar a pensar ya en dónde enviar a los churumbeles el verano que viene y, ¿qué mejor alternativa que un campamento marcial en la tierra de Kim-Jong un? Si lo que buscas es disciplina y mano de hierro fijo que éste es el campamento ideal…

Songdowon se llama el sitio (en este enlace podéis ver todos los detalles) y solo las estructuras de los edificios son ya un viaje al pasado (al pasado para nosotros, en Corea del Norte es presente, lamentablemente). Las habitaciones previstas para los chicos son clonadas de las del hotel del que hablábamos en Berlín, pero sustituyendo el retrato de Honecker por el del mandatario coreano. Mismo gesto serio: los regímenes totalitarios no invitan a la risa.

En la arquitectura y en el diseño de las ciudades pueden reconocerse las doctrinas políticas y económicas de uno u otro momento histórico. Si eres un apasionado de la arquitectura y de los países comunistas te recomiendo vivamente la lectura de Paisajes del Comunismo, de Owen Hatherley (Capitán Swing), un ensayo harto interesante sobre la historia de la Europa comunista del siglo XX contada a través de sus edificios. El autor 'peina' las arterias principales de Berlín, Moscú, Kiev…., y nos descubre la arquitectura comunista: amplios bulevares, rascacielos, vastas urbanizaciones, monumentos conmemorativos, estaciones de metro que hoy nos siguen dejando sin respiración, como el de Praga y Moscú…

Un viaje en el tiempo a través de la arquitectura comunista
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Pero, volviendo a Berlín, ciudad de la que se habla ampliamente en esta obra, el autor pone como ejemplo de arquitectura comunista una de las arterias más importantes del que fuera lado socialista, la Karl-Marx-Allee o, como se llamó en origen, la Stalinallee.

Esta avenida, de las denominadas “magistrales”, tiene su antecedente en la denominada Unter den Linden, una autovía de cuatro carriles construida en un campo de tilos (de ahí el nombre) en Berlín. Se denomina “magistrales” a los bulevares construidos en Europa entre 1930 y 1980 para acoger desfiles. “La lexicografía soviética contaba con un nombre específico para este tipo de calles lo cual se debía quizás a su reticencia a nombrarlas con una palabra tan sospechosamente burguesa como bulevares. Las llamaron magistrales y eran, junto con las plazas adonde conducían, los espacios públicos más declarativos y cargados de implicaciones de todo el bloque soviético”.

En su origen, la Karl-Marx-Allee fue la Frankfurter Allee, la principal carretera de Berlín que conectaba este y oeste y por donde entró el ejército rojo en 1945. La arteria se ensanchó, se construyeron inmensos bloques de pisos y se exigía que el trabajo se realizase a destajo. En 1953 los trabajadores, exhaustos, se pusieron en huelga a las que siguieron revueltas que fueron sofocadas con tanques soviéticos.

Esta fue la primera y última gran protesta obrera de la recién nacida RDA. Después de 1960 se continuó con la construcción de la avenida (que ya había dejado de llamarse Stalinallee) hasta Alexanderplatz pero los bloques que se levantaron ya no eran tan imponentes ni contaban con tantos adornos como los levantados durante los años comunistas.

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1 Comentarios:

nereyda.lenhart-lopez
1 Septiembre 2022, 13:11

Comunismo en teoria, en la practica Dictadura.

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