La economía mundial se enfrenta a una inflación galopante que arrastra a las bolsas de todo el mundo, y en medio de una guerra que encarece los costes de las materias primas. La decisión de los bancos centrales de subir tipos para sofocar la inflación podría crear un efecto dominó no deseado en los mercados de la vivienda, que llevaría a una recesión económica global, según Bloomberg. Nueva Zelanda, República Checa, Hungría, y también Portugal, son algunos de los países con el mayor riesgo de un estallido de su burbuja inmobiliaria.
Lo expertos económicos lo llevan avisando desde hace tiempo: el precio de la vivienda se está disparando a nivel global en los países más ricos del planeta.
Como en cualquier inversión, comprar una vivienda para alquilarla después está sujeta al binomio rentabilidad-riesgo. Por regla general, cuanto mayor es el rendimiento que podemos conseguir, mayores son los peligros a los que debemos enfrentarnos. Una buena manera de conocer el nivel de seguridad de la inversión residencial es comparar a qué país se parecen las ciudades en función de su prima de riesgo. Por ejemplo, San Sebastián es un refugio como Alemania, mientras que Palma sería equivalente a Reino Unido y Murcia o Santa Cruz de Tenerife, a Hungría.
La agencia de calificación crediticia moody´s estima que el sistema financiero español tiene 200.000 millones de euros en sus balances en riesgo inmobiliario.
Según datos del banco de España, tanto promotores como constructores han recibido créditos por 439.000 euros.
Los datos que las entidades financieras han puesto sobre la mesa en relación a su riesgo en el sector inmobiliario muestran un agujero de 127.723 millones de euros, el 12,7% del PIB español.
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