La agencia de calificación Standard&Poor’s no solo ha subido la nota de solvencia de la deuda de España, también ha mejorado las de Madrid, Barcelona, Navarra, País Vasco, Santander y BBVA. Las dos regiones del norte gozan de un rating superior en dos escalones a la del Gobierno central, mientras que el banco presidido por Ana Botín se queda con uno más. La peor calificación es la de Madrid, que podría sufrir una nueva rebaja de rating en los próximos meses.
La agencia crediticia Standard&Poor’s no ha dado sorpresas. Como estaba previsto, ha mejorado la nota de solvencia de algunos entes públicos y privados después de subir la calificación de la deuda soberana española.
El pasado viernes, la firma subió un escalón el rating de España, hasta situarlo en BBB+ con perspectiva estable, algo así como un aprobado alto. Y si algo nos ha dejado claro la crisis es que cuando una agencia crediticia mueve la nota de un país, para bien o para mal, también acaba alterando los de sus empresas y organismos públicos.
Tras años en los que las bajadas de rating han sido las protagonistas, España, sus administraciones autonómicas y locales y sus empresas parecen enfilar una racha alcista.
De momento, al menos, ha subido la nota de solvencia de Navarra, País Vasco, Madrid, Banco Santander y BBVA, aunque no todos han recibido el mismo veredicto.
El organismo ha situado el rating a largo plazo de Navarra y País Vasco en A con perspectiva estable (esto es, un notable), lo que significa que su nota de solvencia es dos escalones superior a la del Reino de España. La firma describe a Navarra y el País Vasco como dos autonomías con solidez fiscal y buena gestión financiera, lo que les permitiría ser más resistentes que el Estado central en un escenario de estrés.
A Barcelona, en cambio, le concede la misma nota de solvencia que al Gobierno central. Esto es, un aprobado alto (BBB+ con perspectiva estable). El motivo de que no sitúe a la Ciudad Condal por encima de España se debe, entre otros motivos, a que, al igual que otras ciudades, no dispone de poderes legislativos sustanciales sobre su marco financiero.
El interrogante de Madrid
En el caso del Ayuntamiento de Madrid su opinión es algo más pesimista: aunque ha mejorado un solo escalón su nota de solvencia hasta situarla al mismo nivel que España (cuenta con un rating a largo plazo en BBB+, ese aprobado alto), su perspectiva es negativa (deja la puerta abierta a una posible rebaja próximamente), mientras que la de España es estable.
El motivo que le lleva a situar a Madrid ligeramente peor que al Gobierno central es la incertidumbre sobre la auditoría que quiere llevar a cabo el nuevo gobierno local y serviría para diferenciar qué parte de los más de 4.000 millones de euros de deuda es ilegítima con la intención de no pagarla. “El resultado de la auditoría de la deuda que la ciudad está llevando a cabo podría tener consecuencias negativas sobre la voluntad de Madrid de cumplir con los vencimientos de los próximos 18-24 meses”, asegura el comunicado de S&P.
La decisión de la agencia llega en un momento de tensión con el consistorio que dirige Manuela Carmena, que en los últimos días ha anunciado que prescindirá de los ratings de S&P y su homóloga Fitch a partir de diciembre (no va a renovar los contratos con ambas agencias de cara a 2016), ya que no prevé emitir más deuda, sino potenciar el ahorro.
Mejor Santander que BBVA
A Banco Santander le confiere un rating a largo plazo de A- con perspectiva estable (esto es, un notable bajo), mientras que a BBVA le sitúa un escalón por detrás: se queda con una nota de BBB+ con perspectiva estable (por tanto, tiene la misma nota que España, un aprobado alto).
S&P ha justificado sus decisiones y, en el caso del banco liderado por Ana Botín ha argumentado que su calificación es superior ya que existe una “probabilidad apreciable” de que la entidad no cayera en un escenario de default en el hipotético caso de que se produjera un impago de la deuda soberana de España, algo que no erosionaría todo su capital. Cree que el primer banco español goza de una posición muy fuerte gracias a la estabilidad de sus ingresos, la diversificación geográfica y las sólidas estrategias de su equipo gestor.
En el caso de BBVA, cree que el impacto que tendrá la ralentización de las economías emergentes en su balance será manejable y que seguirá mejorando su política estratégica y su negocio global de banca retail.
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