
A sólo unos kilómetros del bullicio de Budapest (Hungría) hay un lugar invadido por la niebla en el que reina el silencio y el tiempo parece haberse detenido para siempre: un pequeño pueblo pescador abandonado junto a un lago cerca de la pequeña localidad de Szödliget. El fotógrafo eslovaco Viktor Egyeg se topó por casualidad con una veintena de pequeñas cabañas construidas en la orilla y retrató su mágica atmósfera.

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