
Han pasado siglos desde la última vez que Polonia fue una gran potencia armada, pero ha vuelto a coger fuerza. Cuando Rusia se apoderó de Crimea en 2014, las fuerzas armadas polacas eran las novenas más grandes de la OTAN. Hoy son las terceras, tras Estados Unidos y Turquía, y han duplicado sus efectivos hasta superar los 200.000 hombres. El presupuesto se ha triplicado en términos reales hasta alcanzar los 35.000 millones de dólares; en Europa, solo Gran Bretaña, Francia y Alemania gastan más. En porcentaje del PIB, Polonia va muy por delante.
Trump ha propuesto un objetivo de gasto en defensa del 5% del PIB para los miembros de la OTAN; Polonia, señala el ministro Wladyslaw Kosiniak-Kamysz, es el único miembro que ya tiene previsto cumplirlo. Polonia calcula que gastará el 4,1% en 2024 y que alcanzará el 4,7% este año. «Hemos hecho lo que espera Trump», afirma Kosiniak-Kamysz. Polonia puede ser «un puente entre la Unión Europea y Estados Unidos».
Este mes Polonia asumió la presidencia semestral del Consejo de la UE. Su tema, como era de esperar, es la seguridad. Con Rusia avanzando en el campo de batalla y el incierto compromiso de Donald Trump con la OTAN, la frontera oriental de Europa se tambalea. Polonia tiene una economía en rápido crecimiento y un primer ministro capaz, Donald Tusk.
Para poder comentar debes Acceder con tu cuenta