
La península de Setúbal, en Portugal, está flanqueada por dos estuarios. Al norte, el del Tajo, con Lisboa dominando desde la otra ribera, al sur, el del Sado, con la estrecha península de Troia cerrándola. En esta zona sur se encuentran algunas de las mejores playas de la costa portuguesa, pero la región esconde mucho más que sol y playa.

En ella se encuentran pequeños pueblos de pescadores con una arquitectura tradicional y unos muelles de otros tiempos realizados con empalizadas de madera. Y es aquí, en este ambiente pescador, donde se están levantando algunos pequeños hoteles y viviendas siguiendo la arquitectura vernácula. Una de ellas es la llamada Casa Donavan, una serie de cabañas ubicadas en la localidad de Comporta, inspiradas “en el arraigado patrimonio de la comunidad pesquera local”.

Cabañas atemporales
La Casa Donavan es un proyecto realizado por el estudio portugués PIMAA Architects y es, en realidad, un conjunto de cinco cabañas de madera rodeando un patio y una piscina de 417 metros cuadrados. Las cabañas se inspiran en las antiguas cabañas de pescadores de la zona, lo que provoca, junto con el pinar que lo rodea, que el espacio resulte “auténtico y atemporal”.

Además de la forma de las cabañas, cubiertas a cuatro aguas, el estudio ha dividido la vivienda en cinco volúmenes que se conectan mediante una serie de terrazas y pasarelas de madera con el fin de emular los tradicionales conjuntos de cabañas de pescadores.
Según afirman en el estudio: “el proceso creativo se guió por los pescadores, el pinar, el sol y la playa, elementos que actuaron como brújula, orientando el diseño hacia la autenticidad y la atemporalidad”. Así, el diseño es un homenaje contemporáneo a la tradición, un tributo a la autenticidad y la artesanía.

Conjunto de cinco cabañas
El conjunto consta de cinco volúmenes, cuatro de ellos en los vértices y uno en el centro. En este emplazamiento central se encuentra el llamado “volumen diurno”. Es el de mayores proporciones y en él se ubican los espacios comunes de salón, comedor y cocina cubierto con un tejado inclinado abierto por una claraboya triangular.

Este espacio común se abre al patio central y a la piscina mediante dos grandes ventanales, cuyo espacio está delimitado por las “zonas de noche”. Se trata de dos volúmenes rectilíneos que flanquean ambos lados del patio y que albergan el dormitorio principal y el de invitados.
Finalmente, en los otros dos vértices, tras el “volumen diurno”, se ubican dos pequeños volúmenes cerrando el conjunto, los cuales albergan un gimnasio y un garaje. Este, abierto, “marca la entrada de la propiedad, combinando la funcionalidad con una expresión arquitectónica discreta”, explican en el estudio.

Pese a los cinco volúmenes que conforman la vivienda, la Casa Donavan encuentra su uniformidad tanto en los exteriores como en los interiores. Hacia el exterior, todas las cabañas están revestidas de madera con pantallas de lamas que, además, proporcionan mayor privacidad y protección solar. Asimismo, todos los volúmenes cuentan con grandes aberturas acristaladas que maximizan las vistas y la luz natural “disolviendo los límites entre interior y exterior”.
Los interiores, por su parte, también encuentra unidad en los acabados de madera y los techados inclinados siguiendo la estructura tradicional, pero contemporánea, de las cabañas de pescadores de la zona.
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