
Desde el inicio de su construcción, en 1563, el monasterio de san Lorenzo ha estado rodeado de un inevitable halo de misterio. Los mitos han acompañado a la historia de este monumento desde la misma elección de su emplazamiento: un lugar conocido como ‘la boca del infierno’, en el que solo había un pequeño pueblo minero azotado por la peste negra y el paludismo
La leyenda dice que el monasterio del escorial se construyó allí porque Felipe ii quería concentrar todas las fuerzas del bien para hacer frente a las del mal. Al parecer, durante la construcción algunos obreros y frailes aseguraron que entre los andamios aparecía todas las noches un enorme perro negro, que lanzaba angustiosos aullidos arrastrando una cadena de hierro
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