
Una de las cosas que todos tenemos claro es que prácticamente todas las actividades humanas acaban ejerciendo presión en el medio ambiente, ya sea en forma de contaminación o de otro tipo de residuos. El sector de la construcción no es una excepción, y ya se trate de levantar un nuevo edificio o de realizar algunas reformas, la realidad es que, por mucho que se intente evitar es inevitable que estas actividades generen algún tipo de impacto.
Afortunadamente, cada vez son más los que se toman la sostenibilidad y el cuidado del planeta como algo serio, y tratan de poner su grano de arena para hacer de la Tierra un lugar mejor, o, al menos, evitar que vaya a peor. Es el caso de Hafsa Burt y su estudio hb+a Architects, que trabajan a todo gas para desarrollar proyectos que reduzcan la huella de carbono de los edificios e innovar con la adopción de técnicas regenerativas. Su lema, que es toda una declaración de intenciones: "Cero (energía/carbono) lo es todo", ha sido el enfoque principal de la empresa durante los veinte últimos años.
Uno de sus proyectos más interesantes es Box Factory. Esta residencia unifamiliar prefabricada de casi 163 m2, tiene como principal característica estar calificada como energía cero/cero carbono. La intención inicial era explorar las eficiencias de la construcción y producir un proyecto resistente a las emergencias climáticas.
Para ello, se establecieron metas ambiciosas para dar vida a un proyecto verdaderamente fuera de la red de forma que dependiese únicamente de la energía renovable para todas sus funciones. También se buscó alcanzar un alto grado de eficiencia energética, lo que se logró, sobre todo, gracias a la utilización del aislamiento R-50.
En el interior, se observa una fuerte influencia del estilo minimalista que explora, a través de la luz y el color, su relación con la tierra y las vistas panorámicas. El enfoque del diseño está basado en la preservación del espacio y los recursos que es capaz de atrapar a cualquier visitante tan pronto como acceder al interior de la casa.
En el exterior, los criterios de sostenibilidad también han sido determinantes, como demuestra que se ha logrado conservar el ecosistema preexistente con un gran protagonismo de la vida silvestre en la finca de más de 3 hectáreas en la que se ubica la vivienda. La topografía se aprovechó al máximo para facilitar el drenaje, y potenciar las vistas y buscar la mejor orientación. Un arroyo existente en el sitio también se ha dejado intacto, lo que le confiere todavía un mayor encanto a todo el conjunto.
El uso de elementos prefabricados fue fundamental. Se trabajó con un sistema de construcción de metal y paneles sándwich que permitieron construir los elementos principales de la estructura en solo doce días, al tiempo que se redujo significativamente la generación de residuos. Todo ello sin perder de vista la importancia del diseño, proporcionando un alto nivel de personalización que facilita la adaptación a todos los gustos y a todas las circunstancias.










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